Reportaje de Gonzalo Bueno
Como es bien conocido por Uds y por quienes leen este blog, el oficio que mas me entusiasma realizar, es la organización de paseos y salidas de motociclistas. En ese orden de ideas, teníamos el propósito para el fin de semana pasado, de realizar una salida a Ráquira, al Monasterio de La Candelaria, con la Embajadora Roja. Inicialmente, teníamos pensado una salida multimarca, pero las circunstancias fueron cambiando nuestros planes.

En esta oportunidad, la rodada sobrepasó todas la expectativas, pues la idea fue acogida con mucho entusiasmo por la marca Ducati, quienes ofrecieron un soporte sin precedentes para esta salida, nos invitaron a almorzar y colocaron unas camionetas de apoyo al servicio de los participantes. También el Club DSR (Ducati Street Riders) se mostró muy entusiasta y colaboraron mucho con la difusión del evento.
De esta forma, entre las tres puntas, la marca, el club y los Viajeros del Sur logramos organizar y convocar más de un centenar de motociclistas de la marca. El resultado fue un paseo histórico que rompe cualquier record de Ducati en Colombia. Había 95 preinscritos, TODOS en motocicletas Ducati!! Aunque algunos no pudieron asistir por problemas de última hora, otros aparecieron sin inscribirse para acompañarnos aunque fuera por un rato y otros mas llegaron de otras ciudades. En particular, había un grupo de bumangueses muy entusiasmados. Como es de suponer, es muy difícil “contar” las motos durante una rodada. Aún estando quietas, es bien trabajoso, pero en el parqueadero del lugar donde hicimos la primera parada, se hicieron cuentas de 97 motos!!
Usualmente, muchos van con su pareja y por esto, en las cuentas del almuerzo, contamos en total con unas 144 personas en el evento. Es muy emocionante reunir un número tan grande de motociclistas afines y rodar en “patota”.

Por nuestra parte, Viajeros del Sur diseñó la ruta, coordinó los tiempos, las paradas y los kilómetros a recorrer, haciendo el camino previamente, con unas semanas de anticipación. Como los estilos de moto varían mucho entre las motos de pista (asfalto) Monster, Panigale, Hyperstrada, Diavel y las motos doble propósito como la Multistrada y Scrambler, se abrió el recorrido a la altura de Capellanía en dos y cada cual escogía de acuerdo a sus gustos. La primera ruta seguía por asfalto a Chiquinquirá y Ráquira, terminando en el Monasterio famoso.


Para los que querían algo mas rural, la otra ruta desviaba hacia Guachetá y tomaba una carretera destapada de 35 kms, llegando al mismo destino en Ráquira. Curiosamente y para mi sorpresa, 38 motociclistas se animaron a recibir una buena dósis de polvo detrás de mí. Incluso una Hypermotard negra y su piloto femenina, Sharon, también se decidió por la tierra, con el soporte de su marido y de los otros compañeros.

A pesar de llegar rucios de polvo todos me decían en La Candelaria que quedaron muy contentos de haber tomado esa decisión y de haber podido disfrutar de unos paisajes increíbles por unos caminos desconocidos. Lo interesante es que se viaja a otro ritmo, mucho más despacio que los de asfalto y aquí la adrenalina está en superar los obstáculos del camino, la piedra, la arena suelta y el hueco, mientras se observa distraídamente el entorno.

Los tiempos de los dos recorridos coincidieron perfectamente y con pocos minutos de diferencia estaban entrando los dos grupos al monasterio. Ya en el lugar, la idea era reunificar la rodada, descansar un poco y valorar los posibles incidentes de viaje, hasta ese momento: de la ruta asfalto, una moto se salió del camino y fue a parar a la cuneta por un carro que lo cerró. Quebró el manilar y un espejo, pero afortunadamente al piloto no le pasó nada, se subió la moto a una camioneta y asunto resuelto. De la ruta que venía por destapado, no se reportaron incidentes, ni caídas, pero dos de las motos llegaron a Ráquira pinchados, en la llanta trasera. Estas se repararon sin problema en el lugar y continuaron su camino.
Aunque debo confesar que solo una minoría de los moteros mostró interés en visitar el Museo del Monasterio, pues prefirieron quedarse afuera hablando de sus máquinas y de los diferentes aditamentos ó novedades, para mí este museo es una visita imperdible, enriquecedora.


Muy básico, casi elemental, pero el museo conserva lo que ha sido suyo en el tiempo, lo que le pertenece y objetos que permanecen aun en sus aposentos, prestando servicios de manera natural.


La arquitectura de la construcción, que data de 1.607, es una belleza. En su interior, los diferentes cuadros de arte religioso, muchos óleos originales pintados en su mayoría por monjes y seminaristas anónimos que pasaron por sus aulas y otros que por considerarlos mas valiosos mandaron los originales a Bogotá y en el monasterio dejaron réplicas, mesas gigantescas y macizas, algunas con tapas en cuero, sillas centenarias, muebles, chécheres y habitáculos que nos transportan (con la ayuda de ésta imaginación de cronista que me acompaña) por 4 siglos a través de las historias locales de esos seminaristas. Por eso mismo repetí, a pesar de haberlo visto 15 días atrás, el recorrido por sus rincones.

El almuerzo ofrecido por la marca Ducati lo recibimos en el Hotel Posada de San Agustín, construcción nueva pero que conserva el estilo español del monasterio. Fue un buen detalle, ciertamente muy apreciado por todos los participantes. A continuación preparamos el regreso por Samacá, saliendo al puente de Boyacá. En esta población, como parte de las celebraciones de la Virgen del Carmen, patrona de los camioneros, había un concurso de tractomulas haciendo piruetas en reversa. Lógicamente, esto se lleva a cabo en la plaza, en “el centro de la población” y con la mayoría de las calles cerradas, el enredo para encontrar la única salida que tiene el pueblo fue divertido.

No sabemos como vaya a resultar el próximo paseo, pero por mi parte, habrá otro convocado al final de Agosto… Como Viajeros del Sur quiero explotar mas el gusto de algunos por salir a este tipo de carreteras secundarias con algo de “trocha”, así ésta sea solo caminos veredales sin asfaltar. Ellos ya se están dando cuenta que es una alternativa muy interesante, que las motos responden muy bien y que se puede pensar en otras salidas diferentes a las rodadas clásicas y conocidas, como son Grirardot, Honda o Villavicencio, por las carreteras convencionales.
Que buen paseo! me hubiera gustado acompañarlos!
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Excelente grupo
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¡Qué buena crónica! Los felicito.
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que rico felicitaciones
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Muy buen paseo…toda una manada de Ducatis….. y los conservadores de que color tienen las motos???
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El arte de la crónica consiste en poner al lector en el sitio de los acontecimientos y Gonzalo ha sido un verdadero maestro en el tema .Felicitaciones y gracias por hacernos soñar.
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Excelente relato, buena por el crecimiento de la comunidad Ducati y Felicitaciones Don Gonzalo.
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