CHUCURIS

Reportaje de Gonzalo Bueno

Video Completo al final del Post – Autor Asier Aguilar

Fotos compartidas en el Grupo: Alejandro Ramírez / Andrés Mejía / Asier Aguilar / Daniel Garzón

Desde hace muchos años había tenido como un “pendiente” hacer una salida que nos llevara a los Chucuris. Estos son dos poblados santandereanos, San Vicente de Chucuri y Carmen de Chucuri, que siempre se destacaron por sobreponer los cultivos de cacao y otros muchos cultivos, como café y aguacate, por ejemplo, colocando éstos emprendimientos comunitarios por encima de su fama de territorios violentos o conflictivos con presencia de guerrilla.

Finalmente, para el puente del pasado 7 de Agosto, se nos dio la oportunidad. Y al promocionarla, se sintió muy rápidamente la necesidad que teníamos muchos motociclistas amigos de una salida de este tenor. Al final 13 pilotos se unieron a esta aventura:

PILOTOS

  1. Diana Rodríguez              Honda
  2. Arturo Posada                   Honda
  3. Carlos Cañas                      Honda
  4. Roberto Zuleta                 Honda
  5. Armando Sarmiento      Honda
  6. Andrés Mejía                    Honda
  7. Daniel Garzón                   Honda
  8. Gonzalo Bueno                Honda
  9. Alejandro Ramirez          Yamaha
  10. Asier Aguilar                      Yamaha
  11. Camilo Posada                  KTM
  12. Nicolás Garcia                   KTM
  13. Juan Gonzalo Garcia       BMW                   

En la primera jornada, Viernes 4 de Agosto, nos reunimos muy temprano en el clásico punto de encuentro, la estación EDS Rumbos. Partimos rumbo a Zipaquirá y Pacho, donde hicimos nuestra primera parada de reagrupación. En ésta primera etapa el objetivo era recorrer parte de la zona esmeraldera que tanta noticia nos dio en décadas pasadas, años 90, cuando los tristemente célebres Gonzalo Rodríguez Gacha, Gilberto Molina y Víctor Carranza se distribuían el manejo y exploración de todos los recursos de la región. Lamentablemente las rencillas internas, el ansia de poder y las ambiciones ilimitadas los llevaron a formar ejércitos paramilitares para su defensa personal y peor aún, a hacer alianzas con los narcotraficantes, convirtiendo la zona en un polvorín. Nadie circulaba ni tranquila ni libremente por allá, sin su permiso.

De Pacho pasamos a La Palma y Yacopí.  Este último municipio que tuvo también tanta fama de violento y complicado, lo encontramos muy tranquilo y amable con los visitantes. Yacopí está a poco más de 160 kilómetros de Bogotá, pero al menos la mitad de este recorrido sigue siendo a hoy en carreteras de tierra. Como sería para nosotros la mayor parte del resto de la jornada, que es lo que buscábamos. Finalmente, esa combinación de rutas pequeñas, terciarias y esos paisajes de montaña increíbles, alucinantes, es lo que siempre queremos aventurar y lo que nos llena el alma. La exigencia de destreza en el manejo sobre terrenos difíciles y el disfrute visual de esta Colombia rural es la mezcla ideal que cada uno de éstos pilotos no se cansa de programar como su terapia personal.

A continuación, seguimos para Otanche por un camino realmente muy estrecho, que a duras penas y después de muchos “zoom” aparece en los mapas de Google. Es un camino que se deriva de la ruta de Yacopí a Quípama y Muzo, municipios que con Otanche y San Pablo de Borbur son los productores de las mas finas esmeraldas del país y del mundo.  Ninguno de nosotros había hecho éste recorrido. Cuando nos enfrentamos a rutas nuevas, desconocidas, las emociones y expectativas aumentan; es la razón por la cual ese tipo de trechos se vuelven un desafío más interesante, lo que le da sentido a las salidas de aventura.  Algunos pasos de barro hacen resbalar la moto, es cierto, en el momento menos pensado. Generalmente no son “caídas” graves, pero el desgaste al tener que levantar un aparato de más de 200 kilos es agotador. Merma enormemente las energías. Y ésto fue precisamente lo que iba pasando con algunos de nuestros compañeros de viaje, en particular, con Camilo Posada. Se nos fue quedando atrás y lo esperamos largamente en los cruces de caminos. Un par de pilotos venía por otro de esos caminos. En una de estas paradas, Nicolás García notó que había perdido un atado que traía amarrado atrás, con la carga más valiosa: ¡las camisetas del evento! Estas prendas se han convertido en una tradición. Nicolás las diseña y las hace personalizadas para cada piloto, con el nombre y tipo de moto estampado en la manga. Muy elegantes, pero el paquete se fue al piso, sin que él lo notara, por la vibración. Estábamos muy frustrados. Como es muy poca la gente que circula por estos parajes, Nico no iba a desistir tan fácil. Aprovechando la espera, se devolvió, con tan buena suerte que las encontró!!!

Cuando regresó Nico, seguimos para Otanche, donde almorzamos hacia las tres de la tarde, bien cansados.  Como pueden imaginar las comunicaciones (celular) son malas y a veces nulas en muchos sectores. No habíamos podido hablar con Camilo Posada ó Juan Gonzalo García y no sabíamos porque no llegaban. La preocupación nos llevó a urdir un Plan B: Saldrían dos personas con un Toc Toc (ciclo motor taxi de tres ruedas) uno en el taxi y otro en moto a buscarlos. Si alguno de ellos, Camilo o Juan Gonzalo, estaba imposibilitado para manejar, el piloto lesionado regresaría en el Toc Toc y el otro piloto que subió en taxi bajaba la moto del paciente. Cuando ya estaba a punto de salir el Toc Toc, ellos llegaron. Después de mucho tiempo de espera, nos reagrupamos, pero solo momentáneamente. Juan Gonzalo y Camilo debían almorzar buscando retomar las fuerzas. Como era probable que les cogiera la noche, Roberto Zuleta se quedó solidariamente acompañándolos. Con el grupo restante, ahora de 10 pilotos, seguimos avanzando hacia el Magdalena, pues nos faltaban 100 kms al destino. Teníamos reservas de hospedaje en Puerto Triunfo. Alejandro Ramírez ofreció a Camilo llevarle la maleta para aligerarlo de carga. Estando ya en el camino, unos 50 kms mas abajo, nos avisan los compañeros de la retaguardia que prudentemente se quedarían a pernoctar en Otanche recuperándose. Nos pareció una buena idea y coordinamos para reencontrarnos el día siguiente. Ellos madrugando mucho y nosotros saliendo mas tarde de lo programado inicialmente, lo cual no era grave pues la segunda etapa era mas suave. Hacia las 6:30 PM llegamos a descansar a un Hotelito de carretera, con piscina,(siempre hay a quien le gusta y la exige). Después de 350 km de mucho “Offroad”,  una ducha, algo de comida y un par de espirituosos,  cualquier hotelucho es un palacete para el descanso, con o sin piscina.

Al segundo día, como la salida era tarde, alcanzó para que Diana coordinara un grupo de Yoga-terapia-estiramientos, con sus clientes fieles Carlos Cañas y Daniel Garzón. También hubo tiempo (la verdad siempre lo hay) para que Arturo pudiera completar su lavado de moto, limpieza de uniforme, embetunada de botas, etc etc. No recuerdo bien, pero le debió quedar tiempo también para la misa diaria. 

Un premio para quien determine cuales son las botas de Arturo.

Sin embargo, estando en esa espera recibimos preocupantes noticias de la retaguardia. Camilo se había resbalado en un barro y se sentía incapacitado para seguir pues tenía un dolor muy fuerte en la pantorrilla que no sabía si era un esguince o una fractura. El resultado, inevitable, fue llamar ambulancia y grúa…  Roberto y Juan Gonzalo hicieron una maratónica jornada de ambulancias y transporte con el “paciente” Camilo, primero regresando a Otanche de nuevo, luego a Chiquinquirá, donde las radiografías mostraron fractura de tibia y peroné, indicando también la necesidad de hacerse una cirugía y colocar clavos. Como Camilo no quería hacerse esta operación allá, con mucha razón, continuaron en la logística, para finalmente llegar a Bogotá como a las 9 o 10 de la noche, tan agotados o mas que quienes hacíamos la segunda jornada de rutas abiertas, destapadas y de mucho calor.

Sin poder hacer mayor cosa para ayudar al accidentado Camilo, pero sabiendo que estaba en muy buena compañía con los amigos Roberto y Juan Gonzalo, continuamos nuestro periplo. De Puerto Triunfo nos dirigimos a Puerto Nare y a continuación a Puerto Berrio, por el costado occidental de la ribera del Rio Magdalena. Una región de ganado y petróleo, donde los pozos no paran de chupar oro negro de día y de noche. Nare es un puerto típico y tradicional del Magdalena, bonito, anclado en el rio y en el tiempo. 

En Nare una falla en nuestras comunicaciones dividió nuevamente el grupo. Una parte hizo el cruce del Magdalena a Puerto Serviez y otros nos mantuvimos en el costado occidental haciendo el recorrido a Berrio por una carretera de baches enormes, y con una temperatura ambiente de 39°C con sensación térmica de 42°C. Un calor devastador. Y a nivel técnico-motociclistico podemos contar una anécdota: Una de las motos del grupo era Scooter doble propósito. La famosa Honda XAdv de 750 cc. Es una scooter enorme, pero no deja de ser scooter y por ello recibió unos comentarios a la salida (matoneo burlesco):  “ Hummm, el Capi Andrés Mejía se vino en una moto de señoritas”. ¡Pues los de la broma debieron cerrar el pico cuando en motos  KTM 1190 y en Africa Twin 1.100 DCT no pudieron superarlo en los terrenos destapados!! (¡No registramos los nombres de los otros para no hacerles quedar mal socialmente!)

Poderosa Scooter de Honda

Nos reunimos nuevamente en Puerto Berrio, donde almorzamos. En esta salida fui muy condescendiente con los “almuerzos”.  Generalmente pido a mis compañeros de viaje evitar el almuerzo, envolatarlo con maní, un queso, paquetes, ponqués tipo chocoramo o cualquier cosa suave, porque al hacer un almuerzo completo el sueño posterior, para mí,  es un ataque peligroso. Y así fue…  Camino a Barrancabermeja, por el asfalto monótono de un tramo de la Ruta del Sol, el sueño me iba golpeando fuerte. Pero llegamos bien y sin mas contratiempos, donde nos esperaba el mejor Hotel de toda la salida, el GHL Sonesta. Este hotel, ya conocido, tiene una terraza en el último piso con un delicioso jacuzzi para relajarse. Esta era una poderosa razón para su escogencia.  Pues para la frustración general de la tropa, el último piso estaba reservado y cerrado para un evento privado.  La mitad del grupo algo molesto, salió a buscar otro hospedaje que si ofreciera una piscina…  En la noche nos reunimos todos a cenar y a dormir pilotos que la jornada que sigue es larga!!

A la mañana siguiente, tercer día de travesía, salimos de Barranca al suroriente. Tomamos brevemente (15 km) la Ruta del Sol al sur y nos desviamos al oriente para dirigimos inicialmente a Yarima (Municipio con el nombre de la cacica de los indios Yariguíes) y luego a El Carmen de Chucuri. Este último es un municipio santandereano muy simpático, tranquilo, gente muy amable y conversadora, con el mayor número de motos que yo haya visto (en densidad). Cada habitante mayor de 10 años debe tener una…  O dos!  Aprendimos, eso sí,  varias cosas realmente más importantes: Que fue allá, por el año 1.966 donde murió el Cura Guerrillero Camilo Torres en un combate del ELN con el ejército. Que Carmen de Chucuri es un pueblo cacaotero, que inicialmente pertenecía a San Vicente de Chucurí como una de sus veredas y que hoy tiene en el cacao su producto estrella. En una especie de mercado-bazar en el parque principal había ventas de varios emprendedores regionales, con sus cajas de chocolates elaborados manualmente, con almendras, con maracuyá, con cardamomo, con….

Superando unas conversaciones/divagaciones de nunca acabar con algunos locales, sobre posibles rutas alternas, nos dirigimos al otro Chucurí, San Vicente de Chucurí, acompañados de un par de hermanos, también moteros, que se ofrecieron muy amablemente a seguir con nosotros. La ruta original es un camino de mucha piedra suelta, que cobró su cuota con una pinchada y dos caídas que dejaron unas costillas maltratadas en dos pilotos. Del mismo modo que El Carmen, San Vicente de Chucurí basa su economía en el cacao y se vanagloria de ser el municipio de mayor producción de cacao en el país: 7.000 toneladas al año.  En San Vicente almorzamos abundantemente de nuevo, pero sin consecuencia de sueño pues a la salida para Zapatoca nos tocó un buen tramo de lluvia, que nos puso a andar lento y con mas cuidado, por las posibles resbaladas.

Zapatoca es un municipio realmente muy bonito. Con detalles muy particulares, que fuimos descubriendo mientras lo caminábamos. Algunos postes y la mayoría de los contadores de la luz, que usualmente están en la pared exterior de las casas y son una caja metálica sin ninguna gracia, en Zapatoca reciben un trato muy original de pintura, donde cada familia saca a relucir las habilidades de su representante con vena artística o contrata a alguien para que se la decoren. Vale la pena visitar este municipio y que Uds. lo tengan como destino obligado en sus viajes por Santander.

La cena en Zapatoca fue una primera despedida. A las 5 de la mañana se preparaban para salir Nicolás García, Daniel Garzón y Armando Sarmiento. Compromisos varios los obligaban a llegar a Bogotá antes de mediodía de ese lunes festivo. Nos dejamos conducir por Diana a un restaurante de  pizzas artesanales muy ricas que combinamos con unos vinos relajantes.

En el cuarto día de travesía, los siete pilotos que quedamos desayunamos con calma y nos fuimos por la ruta que conduce a El Socorro. Una carretera de montaña espectacular, con una panorámica grandiosa sobre el cañón del Rio Suarez. Al otro lado del cañón se alcanzan a ver, muy lejos y por sectores, las poblaciones de Guane y Barichara.  Los pueblos que cruzamos, como La Fuente y Galán son muy lindos, pequeños y pintorescos. Llama mucho la atención la amabilidad de sus gentes. Aun mas, amabilidad de la misma Policía (que no son nativos) quienes nos pararon para pedir identificación, como excusa, pero más para conversar de motos y admirar nuestros aparatos. Siete motos pasando por el pueblo, después de haber sentido otras tres pasando más temprano, realmente constituyen una “alteración del orden público” para registrar en la bitácora de novedades.   En esa parada Diana nota que traía el “canguro” abierto… El celular se le había caído en el camino. Nuevamente se organiza el “plan retorno” y Carlos sale como un disparo a buscarlo. Hasta que se encuentra con Arturo sonriente, que lo traía consigo, pues lo vio caer. La suerte nos seguía acompañando en estos desenlaces.

Adelante de El Socorro una nueva parada y una nueva división del grupo. Diana Rodríguez a quien se le debe hacer una mención muy especial, guerrera y excelente piloto, vino desde Armenia en su moto, donde vive y trabaja, y debía retornar a sus terruños. Carlos Cañas, Asier Aguilar y Alejandro Ramírez siguieron con ella directo para Bogotá. De ésta forma quedamos solo tres motos para completar el recorrido propuesto. Don Arturo Posada, nuestro decano y comandante, el Capi Andrés Mejía que lo escolta siempre y está muy pendiente de él y éste cronista. La propuesta era desviar a Charalá y atravesar el Páramo de la Rusia (3.863 msnm en la carretera).

Esta ruta se hace pasando por Encino y bordeando por un lado el Parque Nacional Natural PNN de Guanentá, para luego descender a dormir en Duitama. Es un páramo hermoso que tuvimos la suerte de pasar en una tarde despejada, donde la profundidad del paisaje que se observa da una visión de muchos kilómetros.  La felicidad y satisfacción que se logra al conducir éste tramo, para mí, es muy grande. Este grato sentimiento sirvió mucho para aguantar con resignación todo lo malo y desagradable del Hotel Real Pico, reservado por booking. Una porquería de Hotel que aconsejo nunca utilizar.

En la jornada quinta de nuestro viaje hicimos el camino de Duitama – Bogotá por asfalto, doble calzada, aguadepanela con queso y descanso total en la conducción. Al final de la Travesía Chucurí, me aconsejan NO hacer salidas tan largas, para evitar el cansancio, la desbandada o desintegración del grupo, por compromisos, etc. Vamos a ver que se nos presenta en el futuro.


3 respuestas a “CHUCURIS

  1. Excursión maravillosa para locos y valientes afortunadamente muy experimentados y organizados. Felicitaciones por el diario de viaje, escrito por alguien que lo disfrutó y sabe trasmitir con un relato objetivo y al grano

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  2. Gonzalo:
    Como de costumbre: excelente viaje, excelente relato y excelentes fotos.
    No sabes lo mucho que deseo volver a Colombia y viajar en moto e nuevo como tantas veces lo pude hacer años atrás. Lamentablemente el Gran Charco me puso más lejos y las circunstancias me son más difíciles de momento como para hacer realidad este deseo que tengo de volver a ver a tan queridos amigos moteros y viajar con ustedes.
    Será pronto Dios mediante.
    Un abrazo,
    Francisco Sanz Brand, ahora desde España.

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