Reportaje de Esteban Sosnitsky
Ya en Bolivia se siente otra cosa. Da una primera impresión interesante. Se siente mas inhóspito, mas rural, inexplorado y desconocido. Sabemos muy poco realmente de Bolivia y es intrigante. Especialmente después de oír al alemán loco diciendo que se echo un mes feliz x toda Bolivia. El hotel estuvo de lujo pero nos toco dejarlo, un día mas nos hubiera sobrado aquí. Nos quedaron debiendo la navegada por el lago Titicaca. Tomamos el camino que nos sacaría del pueblo pero no antes sin conocer la famosísima catedral de la virgen de Copacabana. La catedral es alucinante. Llena de decoraciones, lujos, oro. Desde afuera parece un palacio bizantino con sus azulejos y forma cuadrada, una gran plaza antes de entrar a la iglesia que se accede de lado. Es muy raro encontrarse algo así acá, asi de la nada, sube uno una calle y llega a semejante lugar. Afuera, los autos hacen fila junto a las vendedoras para esperar
a que el padre salga y los bendiga con agua bendita. Las artesanas venden medallitas, adornos e imágenes varias para poner en el vehiculo a ser bendecido. Hicimos la fila pero el padre iba a demorar, así que compramos los amuletos y seguimos viaje. Se nos acercaron unos señores a decirnos que el camino que habiamos escogido a Uyuni era una porqueria.
Que mas bien fueramos a Potosi y de Potosi a Uyuni. Nos dijeron que Oruro era horrible y que el tren era de carga, no de pasajeros. Algo no cuadraba en la historia y tampoco teniamos tiempo de improvisar. El buen dato es que la carretera esta asfaltada. Esto es algo que no sabiamos y que hizo que escogiermos este camino en vez de otro. Nos toco igual arrancar via Oruro pensando en que lo que se venia era pura aventura. No solo de moto sino del viaje en si. A la salida de Copacabana hicimos nuevamente fila pero para tanquear en la única bomba en kms. Al consultar sobre la gasolina, a ver el octanaje o si hay de mas de un tipo, la chica que atiende casi no nos entiende. Les cuesta un monton, la gente alrededor nos ve como extraterrestres, entre las camionetas, las pickups, los taxis, toda gente local. Al final la chica nos dice que si hay gasolina. No entiende que le estamos preguntando si hay mas de un tipo. Esto lo dice balbuceando, de manera casi incomprensible. Parece dificil creer que hay una barrera linguistica en Bolivia, pero se ve que la barrera es algo cultural. Seguimos viaje bordeando el Titicaca, un paisaje increible, el horizonte no alcanza a mostrarnos el otro lado del lago. Empezamos a subir nuevamente rompiendo la barrera de los 4000 metros, mientras nos acercamos a un estrecho del lago que hay que cruzar en barcaza. En la bajada, aproximandonos al estrecho, vemos muchos niños que a orillas del camino agitan sus sombreritos mientras hacen un paso de baile, como esperando una moneda o algo. No sabemos bien que significa esto, ni vimos a nadie parar a darles algo. Lo que si vimos, es que a cada auto que pasaba lo acompañaba un baile con sombrerito en el camino. Y a veces no eran solo niños, familias enteras al borde del camino bailando en trance, con sombrero en mano. Finalmente llegamos hasta el estrecho, donde hay un pueblito chico y hay unas barcazas de madera con un motor fuera de borda que cruzan el Titicaca. Al aproximarnos al «puerto» vimos que un chico nos hacia señas de seguir a la barcaza; arranque de una vez para subir cuando en la mitad de la subida veo que hay un hueco inmenso entre la barcaza y la tierra firme donde ya se podía ver el interior de la barcaza. En su interior, habia solamente unos tablones largos cruzados sobre travesaños y entre ellos un hueco que daba al fondo de la barcaza. Me detuve en la bajada para tomar un mejor camino, gran error. No podia moverme… jejeje Camila se habia bajado para grabar la subida. Le tocó ayudarme a quitar las cajuelas para poder maniobrar mejor la moto. Nos taparon el huequito, nos acomodaron los tablones y arranque. Subi a la barcaza tratando de evitar meter la pata en uno de los huecos. Logramos parquear la moto apoyandola en la pata lateral entre un tablon y otro. Cuando mire para atras, Julio ya habia subido fresco y estaba detras mio. El que manejaba la barcaza nos hizo señas de meter las motos mas al fondo de la barcaza, como para meter mas vehiculos. Las corrimos navegando por los tablones mientras esperabamos a ver si arrancabamos. Al esperar unos minutos le preguntamos al muchacho si podiamos arrancar y cuanto costaba la vuelta. No nos entendia. Preguntamos de diferentes formas hasta que lo único que logramos entender era: Esperar y Movilidad. Ni idea. Al volverle a preguntar se iba molestando, se esforzó un poco y nos dijo, estamos esperando que venga otra movilidad chica, que entre en la barcaza para poder arrancar. Ademas, solo de a un par de barcazas cruzan simultáneamente, por lo que veiamos las barcazas de al lado arrancando antes que nosotros. Despues de negociar una tarifa y de ver como subian las «movilidades» a la barcazas de al lado logramos zarpar solos. El agua del Titicaca es totalmente transparente. La vista es sensacional. Una sensacion unica. Unico es tambien ver las otras barcazas cruzando con los buses adentro que parecen el Titanic. Unica es la sensacion del vaiven de la barcaza con la moto erguida mientras pasamos por este estrecho. Una vez llegamos al otro lado empezo la odisea de echarle reversa a las motos entre los tablones y los huecos para poder sacarlas. Entre los 3 fuimos sacando una a una las motos y una vez afuera volvimos a cargarlas. Sin embargo,
Julio habia quedado en la via de salida de las demas «movilidades» que querian salir. Una de ellas empezo a echar reversa con Julio exactamente detras de ella. Les gritamos a todo pulmon que esperaran mientras Julio alistaba la moto. Pero la impaciencia era enorme. Finalmente se corrio
Julio y el tipo salio a toda. No sin antes insultarnos, sacandonos la lengua. A los 20 metros estaba parado subiendo pasajeros lo mas fresco. Nos impacto el insulto del tipo. No nos hizo pistola, no nos echo la madre, no saco el machete, ni la cruceta. Nos saco la lengua. Arrancamos pues vía a La Paz. Alejandonos del lago, empezamos nuestro camino. La cordillera nevada nos daba la bienvenida a la zona de La Paz por el Alto. El mierdero era grande pero nada comparado con Lima. Miles de semaforos decorativos en el camino enmarcan esta zona en la que embarcan y desembarcan millones de «movilidades» diesel. Uno se siente en medio de una plaza de mercado, la plaza de mercado panamericana. Paramos a tanquear en una bomba a la salida del Alto, donde no hay ni tiendas, ni mercaditos. Echamos nuevamente la gasolina que hay y nos hicimos a un costado a echar barrita de cereal, maiz gigante del cusco y agua. Mientras comiamos, miles de movilidades paraban a echar diesel frente a nosotros, lo cual fue bien divertido ya que para tanquear los pasajeros deben bajarse. En su mayoria mujeres indigenas, con grandes mochilas en tela en su espalda, que se asemejan al abrigo del inspector gadget. Solo que a veces se asoman niños tambien de sus mochilas.
El colorido es espectacular, en especial con el contraste que hay con lo gris de los alrededores. La salida del Alto fue a traves de otra plaza de mercado en la que se vendia de todo. A pocos dias de navidad el caos era total, gran movilidad de autos y gente en la plaza. Alejandonos cada vez
mas, nos llamo la atencion unos bolardos que hay en la mitad de las vias en las areas que no se puede adelantar. Como para asegurarse que no adelante uno ahi. Camino a Oruro, el camino se mantiene en la altura. Remolinos o pequeños tornados nos acompaniaron a nuestra llegada. Un atardecer espectacular con viento nos recibia en Oruro. Llegamos a buscar un hotelito que habiamos visto en internet, el famoso Briggs. El mapa del GPS estaba medio medio, pero sirvio para llegar a la plaza de armas como para empezar a preguntar. Despues de seguir algunas indicaciones el trafico se detuvo, no se movia ni pa´lante ni pa´tras. Camila se bajo a preguntar y habia una plaza de mercado en la calle que impedia el acceso al hotel. Nos toco empezar a buscar otros. El hotel Sucre se veia despedidor, otros aledaños se veian muy pulgosos, finalmente llegamos la plaza de armas nuevamente donde esta el mejor hotel de Oruro. Hotel el Eden. El único problema, 200 dolares la noche!!! JAJAJA estan locos!! Pero esperen, el hotel tiene: Piscina, Jacuzzi, Casino, Supermercado, Internet, Mirador, Restaurante, Estacionamiento, Cine (Harry Potter doblada). Muy completo! Nos atendio creemos el dueño, un señor bajito, de pelo rubio y ojos claros, con camisa de seda transparente, pantalon de lino negro tambien y mocasin, cadena de oro y pelo en pecho. El tipo super amable nos mostro las habitaciones, el casino, nos vendio el cuento completo. Negociamos bastante la tarifa y nos quedamos. Salimos de una por los tiquetes del tren. Razon principal por la que vinimos a Oruro un dia antes de viajar a Uyuni. La ciudad tiene mucha vida! Estan las calles atafagadas, el comercio abierto, la gente por todos lados. Una vez en la estacion, no encontraban las reservas que habiamos hecho meses atras, nos atendieron un par de caracoles, que despues de un rato las encontraron en horarios y sillas raras. Empezabamos a pensar que la reserva de internet y
la venida un dia antes habian sido totalmente en vano. Sin embargo, la cartelera decia que todos los pasajes estaban agotados, el viaje se complicaba. Despues de balbucear algunas cosas, el señor de bigote encontró la reserva. Pufffiuuu menos mal. Nos imprime los boletos, a unos con fecha de regreso el 23 y a otros el 24!!! Nos dice que la reserva esta hecha asi. En fin.. despues de unos minutos se arreglo el asunto, pero el desespero iba en aumento. La forma de comunicarse en Bolivia es diferente. Lo hemos vivido intensamente el dia de hoy. Ya con los tiquetes de tren, salimos de ahi a comer en un restaurante que nos habian recomendado a pocas cuadras.
Entramos y era como una cafeteria de Teusaquillo, barrio clásico bogotano; la guia decia Best in Town: Say Jama, se ve que tuvo tiempos mejores. Pedimos lo básico mientras veiamos a un ingles comer cola de cordero en la mesa del frente. A la salida, bajando la escalera, a la izquierda de la puerta por la que entramos, había de frente un cartel grande que dice «Cocina». Julio iba bajando y le dijo a Andrea que estaba por salir, no mi amor, es por aca. Todos miramos el cartel que decia cocina y pensamos que estaba mamando gallo. Estabamos casi saliendo pero Julio
discutiendo con el cartel abre la puerta de la cocina. No sabemos si quedo mas sorprendido el en medio de su cansancio al abrir esa puerta, o la señora que tenia 1 tonelada de papas peladas frente a si. Se detuvo a mirar a Julio, quien soprendido dijo que pena y salio, anduvo muchas cuadras pensando en que le cambiaron el cartel de lugar. Fue bastante gracioso.
Caminamos hasta el hotel, sacamos algo de plata, y a descansar. Maniana sera el viaje en tren, hay mucha expectativa y ansiedad. Las motos descansan un par de dias, y nosotros de ellas. Las extrañaremos.