En Puno descansamos toda la tarde y nos desatrasamos de lo que teníamos pendiente en las islas flotantes: el baño de agua caliente y afines. Conseguimos un buen hotel en la Plaza de Armas y así mismo, buen almuerzo en restaurante de comida típica, con toques gourmet. Sabíamos que para Arequipa teníamos dos opciones. Una era retornando hasta Juliaca, para después dirigirse a nuestro destino por una buena «pista» Nacional (carretera asfaltada). La otra ruta es un camino sin asfalto, que sale adelante de Puno directamente, por la misma Pampa Andina pero un poco más al Sur, haciendo una especie de atajo a la ruta que va por Juliaca.
Igualmente, para ir desde la sierra oriental a la costa, siempre se debe recorrer un buen tramo de Pampa Andina, a más de 4500 m que pueden ser 100 o 150 kms, dependiendo del lugar, para después bajar la cordillera hacia el mar.
Así pues, aceptamos con gusto la propuesta de Mateo de hacer un tramo de offroad (65 kms) de Pampa Andina a 4.500 msnm a cambio de evitar el paso por Juliaca.
A veces es arriesgado hacer un recorrido de Off sin tener referencias claras del camino. Así como puede ser un carreteable por donde circulan carros esporádicos, si nos llueve puede ser un atoradero de barro espantoso que nos obligue a empujar motos. Y eso no es divertido en viajes largos. Afortunadamente resultó de los primeros, sin lluvia, y nos gozamos mucho esta primera parte de la jornada.
Al retornar al asfalto de la pista nacional, volvimos a sentir la rutina de rodar y rodar sin tanta gracia. Fueron como 130 kms más por la tapa de los Andes, con lagunas espectaculares que albergan los flamingos rosados de páramo y picos nevados que nos van despiendo.
Para completar, La Sierra, como llaman los peruanos a su cordillera andina, no falla en verano: siempre llueve y casi siempre con granizo. En este caso el granizo ya había pasado pero lo veíamos aún sin derretir en los bordes de la carretera. El frío otra vez intenso. (3°C) Y una lluvia no muy fuerte pero que nos calaba duro. Sobretodo en las manos, el frío con los guantes mojados da un dolor en los dedos espantoso!!
(Por eso mismo NO hay fotos. Es muy díficil sacarse el guante y tomarlas)
Salimos de este martirio cuando empieza el descenso a Arequipa. Poco a poco mejora el tiempo y la temperatura. Alcanzamos a secarnos con el viento y de ésta forma la llegada al hotel, aunque sucios, no es tan traumática como lo fue en Mocoa. Pero los inconvenientes no faltan.
El hotel, La Casa de mi Abuela, muy recomendable por cierto, está localizado sobre la calle Jerusalén, que en estos días se encuentra en obra total de reconstrucción. El GPS no tiene porqué saber de estos enredos y sus instrucciones insisten en mandarnos, después de muchas vueltas, por las mismas calles cerradas. Es desesperante, cuando lo único que uno quiere es su baño de agua caliente y salir a almorzar/comer, por la hora, algo rico….

Finalmente así se hizo. Paseamos por ese centro de Arequipa, ciudad blanca, muy interesante por todas sus construcciones coloniales muy bien conservadas.
En particular, la Basílica Cátedral es imponente, el convento de Santa Catalina y la iglesia, museo y monasterio de San Francisco.
Pero también todos los edificios laicos alrededor de la Plaza de Armas tienen su encanto. Había diferentes actividades culturales propias de las fiestas decembrinas. Bailes típicos de Bolivia. Montaje de «Los árboles Mueren de Pie» de Alejandro Casona en el Teatro Municipal…

El día de descanso en Arequipa se convierte en esa maratón que sabemos. Lavada de ropa, lavada y mantenimiento de motos (muy sencillo y básico, tuercas y tornillos que se caen o se aflojan) y la visita obligada a los lugares nombrados.
En particular, el Convento de Santa Catalina tiene ese encanto de transportarnos en la historia y sentir cómo vivían las monjitas en el. Con todo y confesionario !!

A otro día hicimos una jornada larga hasta Nazca. Fueron 584 kms, con pocas paradas, sin almuerzo solo unos sándwiches que preparamos para el camino. El paisaje de desierto y dunas, calientito, al llegar al mar es muy bonito.
Pero después de horas y horas se vuelve monótono, el viento que entra del mar cansa mucho y ya no es tan agradable. En algunos tramos hay unas «Zonas de Arenales» donde el viento fuerte trae la arena suelta a la pista. Es un poco delicado el asunto, pues se mete entre el casco, molesta ojos y da cierta inseguridad pensar en un resbalón.
Llegamos casi 7:00 PM al hotelucho Sol del Sur. NO lo recomiendo!! Maluco. Salimos a comer y nos llamó mucho la atención la Plaza de Armas en Nazca. Enorme, bien cuidada y muy bien aprovechada por los locales. Estaba llena de familias, con niños, viejos conversando…


Que buen viaje pero -sobre todo – qué buen escrito !
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Hola Maru, gracias. Feliz Año y un abrazo enorme a nuestra bella familia en Girona
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De acuerdo! Nadie escribe como Babo 😘
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Felicitaciones Gonza y Familia, que viaje tan espectacular, la Familia Ibarra Gómez les desea un Feliz 2019 lleno de muchos kilómetros, un abrazo!
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Gracias, Rafa. Lo mismo para toda su tribu
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Gonzalo, de nuevo recordando esos parajes tan maravillosos que tuve el placer de conocer.
Me permito insistir: compren guantes quirúrgicos y cuando haga mucho frío, con o sin lluvia, v´stanlos y verán la diferencia. No salgo sin ellos. Los llevo en mi moto siempre.
Abrazos a todos y que tengan un muy Feliz Año Nuevo.
Francisco Sanz Brandt
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Francisco, los hemos usado. Y con alguna desilusión le garantizamos que, «ayuda si, pero no resuelve».
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Gonzalo, Gabriela & Familia…..ya me encuentro en Bogota luego de mi viaje por Ecuador. ( encontré la clave que me pide WordPress??) así que les envió por este medio y en estos primeros días de 2019 mis mejores deseos para que este año también traiga muchas alegrías, salud, y toda la retahila…. Como siempre las excelentes crónicas y fotos nos permiten vivir de alguna manera esa interesante aventura. Buen viento y buena mar para lo que queda. Arturo y Lucila.
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Gracias, Artur. Aca vamos de regreso
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