Reportaje de Gonzalo Bueno
Las Ventanas Tisquizoque, en el municipio de Florián, Santander, están metidas en mi cabeza desde que era un niño. Cuando tenía 7 años me llevaron allá y estuvimos acampando en su interior con tíos, parientes y amigos, incluso hasta con unos gringos recién llegados de intercambio. Es un lugar mágico, como dice el título de esta crónica, que deben esforzarse por conocer.

Antiguamente era un lugar sagrado para los indígenas que habitaban la zona: Muiscas, Muzos y Tisquizoques, todos ellos hacían parte de la gran familia chibcha. Dice la leyenda que en estas cavernas los caciques establecían contacto con los dioses. Algunas veces los nativos se enfrentaban en escaramuzas tribales entre ellos mismos, que no dejaban mayores estragos. Pero con la llegada de los españoles, en la búsqueda insaciable de oro que se dió entre 1.500 y 1.600, buena parte de los lugares míticos donde podría estar el legendario Dorado y peor aún, muchas de sus gentes, fueron arrasados y aniquilados sin compasión. El primero en llegar por estos lados fue el encomendero Tascón. Como acostumbraban en la época, si no encontraban el tesoro buscado, sometían a los nativos y los obligaban a pagar duros impuestos al reino español. El cacique Tisquizoque no aguantó esta oprobiosa situación y en rebeldía acabó con Tascón y su gente. La represión no tardó en llegar, al mando de un capitán llamado Martín Galeano, quien acorraló al cacique Tisquizoque y a sus hombres en la famosa cueva. Cuenta tambien la leyenda y así lo refuerzan algunos historiadores, que el cacique antes de someterse nuevamente, prefiere saltar al vacío. Otros dicen que fue un pacto con la Madre Natura, con quien hablaba de tú a tú, en el que ofreció su vida a cambio de salvar a su tribu…

Estas historias, me rondaron en la cabeza por muchos años. Las imágenes imborrables de esas fabulosas cuevas, el «río» interior que podía eventualmente desbordarse y arrastrar todo el campamento hasta caer al vacío, llevando consigo carpas, ollas, zapatos, mercado, sombreros, cobijas ó «sleeping bags» que envuelven cuerpos de niños, jóvenes y viejos. Hoy en día veo que el río no es mas que una quebrada pequeña, pero bueno… en el imaginario infantil podría tener sus crecientes!! A lo largo de los años, de vez en cuando, en alguna reunión familiar y atendiendo cualquiera de esos motivos desconocidos que nos ponen nostálgicos, alguno de mis hermanos soltaba a boca de jarro esa frase que nos persiguió de manera constante: «Se acuerda, hermano, de las Ventanas de Tisquizoque ?» Y venía la respuesta de siempre: «Desde luego que si !!» Nunca se borraron esos recuerdos.

Bueno, este blog es de motos y sus historias !! Vamos al grano. Hace unos 5 o 6 años decidí salir a buscar estas famosas ventanas, pero en moto. La primera incursión fue un fracaso total. Se entusiasmaron a realizar la búsqueda unas 15 motos y por mas que le metimos investigación en Google Maps y GPS no conseguimos llegar al lugar. La zona es muy, pero muy montañosa en plena cordillera oriental. En esa oportunidad entramos por Pauna. Encontramos muchos desvíos que nos llevaron a unos caminos de pendientes muy pronunciadas y la tarde nos premió con lluvia… A las 5:30PM y aun lejos del objetivo, cansados de empujar motos y sin almorzar, decidimos cancelar el proyecto y buscar el regreso. En medio de esta frustración, me fijé bien por donde salimos, para garantizar el siguiente intento: Saboyá. Casi un año después repetimos la búsqueda con éxito, entrando por este lado. Y después volví con Gabriela, mi señora, y con otros mas, saliendo a Pauna. Y después llevé a mis hijas, en carro, porque no podían dejar de conocer esta maravilla de la naturaleza que hacía parte de mi historia. Y encontré otra entrada por Puente Nacional y Jesús María, tambien muy pintoresca aunque mas larga… Y ahora, no me canso de ir !!
En esta oportunidad los Viajeros del Sur, con el apoyo de DUCATI, invitamos a un grupo amplio, de múltiples marcas y cilindraje variado, para que nos acompañaran hasta las Ventanas. El grupo no era tan numeroso. Sin embargo, 20 motos en cualquier caravana sigue siendo un grupo grande y llama mucho la atención. Salimos pues, como estaba previsto, a las 7:00 AM muy puntuales desde La Caro, con la idea de desayunar en Colfrance, paradero tradicional de nuestras salidas al norte.

Antes de empezar las labores propias del enduro en terreno destapado, hacia las 11 de la mañana, habíamos superado algunos problemas menores de dos pilotos: 1. Una pinchada descomunal, solucionada con el «moño de tacos, tipo retroexcavadora» según las palabras del operario del montallantas. Realmente era el moño mas exagerado que uno pueda imaginar. Lamentablemente solo sirvió a medias, por raticos, pues esa llanta siguió dando lora todo el día. Finalmente podemos decir que despues de muchas cirugías y esfuerzos se portó bien pues trajo a su dueño de regreso.

2. Así mismo, ayudamos a superar, a punta de diplomacia y sin ninguna oferta deshonesta, una multa con inmovilización por pasar en doble línea amarilla que recibió otro piloto. Logramos cambiar la sanción por un curso de pedagogía en tránsito, a tomar en Bogotá. Ufff…. Las paradas por embarradas en salidas son cada vez mas frecuentes porque la Policía de Carreteras está siendo muy estricta con las motos. Adicionalmente, cualquier infracción que para un carro es solo una multa, para las motos es multa MAS inmovilización !! Hay que aumentar la prudencia en nuestras salidas…
De Saboyá se sube durante unos 10 a 15 kms a un páramo, sobre los 3400 msnm. Personalmente me encantan los páramos y el frío. Después, rumbo a Florián, se pasa por un pequeño corregimiento, Las Ventas, y un poco mas adelante se encuentran las Ventanas de Tisquizoque. Es un descenso muy parejo de 40 kms mas. El día estaba nublado, el clima agradable, el piso relativamente seco; por tanto, este recorrido no presentaba mayor dificultad y todos lo disfrutamos sin tropiezos.

Al llegar a nuestro destino, las motos se dejaron ordenadamente al borde de la carretera, pues esporádicamente pasan otros carros y buses intermunicipales. Tomamos las «loncheras» improvisadas que les pedimos llevar con algo de almuerzo y empezamos una caminata corta para entrar a esta maravilla natural. El río que veníamos bordeando (o mejor, la quebrada, como explicaba arriba) de un momento a otro se mete en la montaña y desaparece. La cruzamos usando un puente colgante, en regular estado, que hace mas emocionante el recorrido.

Estas son algunas de las «mejoras» que las diferentes administraciones de Florián han hecho en el entorno y para las cuales es mejor no indagar mucho sobre los dineros invertidos en ellas: El puente colgante, una enorme escultura de un dinosaurio, escaleras, bancas y corredores en piedra-cemento, unas ollas enormes simulando vasijas ceremoniales y otras mejoras, que son muy criticadas por los puristas de la naturaleza.

Pero en fin, uno debe pensar bien y positivo. Debemos pensar que estas obras se hacen con la buena intención de atraer el turismo, haciéndole mas fácil la vida a los visitantes. Volviendo a lo nuestro, como pueden observar en la foto arriba, el día se estaba cerrando poco a poco y una nubosidad baja nos acompañaba al entrar.

Esta caminata al encuentro de las Ventanas que se van descubriendo lentamente y tomar el almuerzo en su interior, es uno de los componentes claves de la magia del lugar. Minuto a minuto sentíamos pasos de animal grande, que no eran propiamente los del dinosaurio. Es que empezaba a lloviznar y quería complicarse la tarde.

Ya estábamos ahí … Que mas podíamos hacer ? Bajamos al pueblo, Florián, con la idea de ver desde el otro lado como sale la cascada por la ventana y buscar el retorno por otra ruta. Pero la vista de la caída de agua que se muestra arriba, lamentablemente nunca se vió, porque ya la neblina estaba espesa. (Esa foto fue tomada en un viaje anterior, con mas invierno, mas volúmen de agua en la quebrada y un día mas despejado). En el comando de la policía en Florián nos dieron pésimo informe de la salida por Pauna, carretera en peor estado y un río que se debe vadear estaba crecido, motivo por lo cual decidimos volver sobre la misma ruta utilizada en la mañana para llegar.

El agradable camino de ida, al regreso estaba jabonoso y ya no era tan sabroso !! Algunos sufrieron mas que otros, pues con barro y piso liso, se hizo muy exigente la conducción y el manejo. No faltaron los resbalones con moto al piso, muy despacio y suave, pero con algunas consecuencias a veces. La camioneta acompañante de apoyo puesta por Ducati y la ayuda de sus mecánicos fueron muy importantes en este trayecto. La posibilidad de cargar en su platón una moto con problemas mecánicos y de difícil o imposible manejo, hace una gran diferencia en estas salidas. Ofrece seguridad y acorta los tiempos de solución de problemas. Aún así, la llegada a Bogotá fue cerca de las 10:00PM, con el satisfactorio cansancio que produce haber visitado un rincón de nuestra «Colombia Salvaje» tan de moda en estos días.
Gonzalo: Muy buena la cronica….50% historia… 50% motos….todos la pasamos bien a pesar de los resbalones, caidas y embarrada. Falto decir que la carretera destapada despues de Saboya es una M…(una miseria….seca o mojada). Saludes, Arturo
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Gonzalo, excelente todo su relato. Vivo fuera de Colombia y me encanta leer semanalmente su reporte de Viajeros del Sur. Me ayuda a sentirme en mi amado pais y a conocer lugares hermosos que jamas pude visitar. GRACIAS!!!!!
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Elsa Lucia,
Gracias a Ud. por su nota. Solo quiero anotarle que aunque muchas veces es lo que quisiéramos, no salimos semanalmente. Tratamos que haya una salida como mínimo, mensual, a veces repetidas. Ahora bien, salir a descubrir nuevos caminos, requiere mas dedicación y estudio de rutas, Google Maps y aventura pura, pues a veces no salimos a donde queríamos y toca devolverse por donde entramos…..
Gonzalo
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Concuerdo con Elsa, siendo otro extraditado de colombia. 😉 Me hiciste reir mucho con la llanta ligeramente pinchada! Tambien agradezco mucho tener estos viajes documentados para poder recorrerlos en el futuro con Leo, Oli y otros nietos del abuelo motociclista! Me imagino al grupo leyendo la cronica en el 2032 con celular en mano (o tal vez google glass a traves del casco) y tratando de encontrar las ventanas — «aca dice que la entrada es por Saboya o por puente nacional!» serviria mucho tener un jpg del recorrido segun el GPS!
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Mate,
Emociona pensar o imaginar a los nietos gringos/motociclistas recorriendo los pasos del abuelo. Bello mensaje, hijo. Mira esto,
https://goo.gl/maps/gCPrG1dgKgT2
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Gonzalo, como siempre, sobradas sus descripciones de los mejores lugares de nuestra Colombia.
Un abrazo
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Saludos. hasta que pude crear una cuenta y comentar. llevo leyendo el blog desde la entrada del Desierto de la Tatacoa, me gusta ahora las crónicas con un poco de información histórica y cultural.
a que velocidad viajan cuando van en estos terrenos sin asfalto.
siempre he tenido la curiosidad de saber cual fue tu primer moto.
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Moto Explorador,
Gracias por su esfuerzo para entrar y comentar. Mi primera moto propua fue una Honda 100 cc año 1973. Antes tuve Motos prestadas de tíos y primos.
En destapado es poca la velocidad
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Gonzalo; hace rato que quería escribir estas breves líneas para felicitarlo por la pasión que contagia a través de sus crónicas viajeras.
Más allá de las emociones y momentos gratos que cada viaje depara, está la dedicación a este blog que nos entusiasma de muchas maneras. Instruye, motiva, convierte en imágenes vividas los recorridos más osados dentro y fuera de nuestras fronteras. Mi agradecimiento y los mejores deseos para «viajeros».
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Gracias, Daniel. Comentarios como el suyo nos estimulan a seguir en la tarea.
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Hola Gonzalo, soy Nydia, hermana de Raul. Que recorrido tan interesante y peligrosito. Divino todo lo que cuentas y me hizo pensar como llegamos alli cuando estabamos en el colegiio, porque yo fui a esa excusrion. No se quien tenga fotos, pero encontre un librtito sobre ese paseo. Tengo algunos recuerdos del lugar, del frio , de las carpas de la fogata y jugando a la botella y preguntandonos:que niña o niño le gusta y haga rodar la botella. Recuerdo algunas respuestas.
Recuerdo a Isabel Tovar que fue a esa excursion, pero no mas.
Muy bueno que commpartas esto con todos.
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