Reportaje de Gonzalo Bueno
En esta salida de todo tipo de motos (desde 250 cc hasta 1.200 cc) intentamos seguir los pasos de Bolívar, cuando hace 200 años, en la llamada Campaña Libertadora, vino desde Venezuela a encaramarse a la cordillera de los Andes para tomarse Santa Fé (Bogotá) y sacar a los españoles de nuestro territorio. No se puede hacer este recorrido con mucha precisión, por el camino original, pues el Páramo de Pisba se conserva, afortunadamente, mas o menos natural y virgen y no existe un carreteable siquiera que repita las rutas que el ejército libertador recorrió en esa oportunidad. Así mismo, como pueden ver en el mapa abajo, una vez al otro lado de la cordillera Bolívar dirigió a sus tropas en recorridos estratégicos de norte a sur y retornando al norte a reagruparse, dependiendo de la ubicación de los españoles.

El grupo de 8 motociclistas esta vez estaba conformado por Román Becerra (Triumph), Sergio Gutiérrez (BMW), Tonny Strulovic (KTM), Nicolas Garcia P. (Honda), Arturo Posada (BMW), Federico Garcia (Honda), Hernando Peña (BMW) y este reportero en su BMW tambien. Aprovecho acá para agradecerles a todos los participantes la compañía y el facilitar al blog algunas de sus fotos.
PRIMERA JORNADA
(Nuestro recorrido inicial puede verse dando click en este mapa ).
De Bogotá a Tunja y Duitama en doble calzada no hay nada que contar. La entrada por Belén a Paz del Río y Socha si es mas bien descrestadora. Buena parte se va bordeando el Rio Guiña y ese valle es una belleza.

La primera etapa nuestra buscaba descender al llano por la parte norte del Páramo de Pisba. En especial, visitando la población de Socha, a donde según dice la historia las tropas libertadoras llegaron bastante maltrechas y diezmadas aún sin haber tenido el primer enfrentamiento. Quisimos recordar como esta población acogió éstos soldados y en un acto de generoso patriotismo regalaron sus ropas para abrigarlos, los alimentaron y cuidaron durante cuatro días, los suficientes para seguir a sus batallas. En el pueblo de Socha tienen particular aprecio por Matilde Anaray, considerada la heroína local. Esta joven campesina que pastoreaba sus ovejas en los campos circunvecinos, se encontraba al interior de la iglesia, donde todos los habitantes habían sido llamados por el cura atendiendo el llamado insistente de las campanas y una vez allí, prácticamente encerrados por el alcalde quien no dejaba salir a nadie si no colaboraba con las tropas. fue ella quien en primera instancia se desprendió de su ruana nueva, nuevecita, que estrenaba ese día. (Ver un hermoso relato de ésta historia en «Los Cuentos Tricolores – La Pastorcita de Socha, de Oswaldo Diaz Diaz)
Aunque para ser sinceros, este pueblo NO es el original: es el «nuevo Socha», trasladado de su sitio original, debido a unas fallas geológicas y unos derrumbes provocados por la explotación descontrolada de minas de carbón, que amenazaban con una tragedia colectiva. (Es una historia similar a la que relatábamos de San Cayetano, pueblo que visitamos recientemente y que tiene tambien su crónica en este blog).
Después de visitar las delicias de Merceditas, la mejor panadería de Socha, (por recomendación nostálgica de Hellman Mejía, un lugareño que trabaja conmigo acá en Bogotá y hace rato no va por su tierra), nos fuimos a enfrentar el páramo de Pisba y sus bellezas naturales. En este lugar comienza el camino de tierra. Son 154 kms hasta volver a ver asfalto. Pero como es de suponer, empiezan también a aparecer los maravillosos paisajes rurales de nuestra Colombia.

El clima nos ayudó bastante, pues solo recibimos escasas lloviznas en el alto del páramo, cuando alcanzamos unos 3.700 msnm. En estratégicos lugares de la cumbre, metidos en la neblina, aparecen siempre los batallones de alta montaña de nuestro ejército, que cuidan de los páramos, de la minería ilegal, la caza y/o pesca no autorizada. Y de los «guerreros», como nos decía un parroquiano en Socha, mientras saboreábamos el hojaldre con arequipe y preferíamos no saber de quienes estaba hablando.
Pero a estos últimos, afortunadamente no los vimos.
Solo encontramos muchas fuentes de agua cristalina, unos pequeños lagos, caídas de agua y mucho frailejón.


El camino es pesado por sectores, cuando se encuentran capas de recebo y piedras sueltas ó bien cuando en las partes de alta montaña las lluvias lo hacen mas resbaloso. Pero en general es perfecto para estas motos grandes que quieren disfrutar el «Offroad».
Poco a poco se va descendiendo a la población de Sácama, en donde el calor de su clima templado nos da el aliento para seguir. Y ya al final de la tarde fuimos entrando al llano, casi sin darnos cuenta. Desembocamos exactamente en la frontera delimitada por el Río Casanare, entre Arauca y Casanare. Esto es, nuevamente caímos en la Ruta Libertadora, en el camino/carretera que viene de Tame a Pore y Yopal por donde nos enseñaron, venían reclutando campesinos llaneros muchos de ellos con sus lanzas y sus caballos. Así fue como se conformó un pequeño batallón de caballería, los Lanceros, quienes al mando del coronel Juan José Rondón posteriormente tuvieron una participación decisiva en la batalla del Pantano de Vargas.
Atardecer Llanero
Aunque con lo que sigue nos salimos de los relatos netamente motociclísticos, cuento estas anécdotas para información general.
Ya entrada la noche, rumbo a Yopal y sin poder detenernos como yo hubiera querido, pasamos de largo por Paz de Ariporo, pequeña población con historia reciente que vale la pena mencionar. Inicialmente el municipio tuvo el nombre de La Fragua, despues pasó a tener el nombre de Moreno, en honor a su fundador y alcanzó gran esplendor y ser capital de la intendencia al final del siglo XIX. Pero a mitad del siglo pasado, después del asesinato de J.E. Gaitán (1.948) cuando comenzó la época de «La Violencia en Colombia» que parece no querer acabar nunca, el pueblo estaba en plena decadencia y abandono, golpeado por esa guerra fratricida de liberales y godos. En el año 1.953, las guerrillas liberales del llano, con Guadalupe Salcedo Unda al mando, firmaron allí un acuerdo de paz con Rojas Pinilla entregando armas y desmovilizando a mas de 300 combatientes. Pocos días después el pueblo cambio su nombre por Paz de Ariporo, en homenaje a Guadalupe Salcedo, sus hombres y la paz allí firmada.
Esa misma noche en Yopal, al comentar éstos datos con Nicolás García, él me sorprendió con un complemento histórico aun mejor. Resulta que cuatro años despues, el 6 de Junio de 1.957, el guerrillero de marras, Guadalupe Salcedo, se encontraba en Bogotá negociando y reclamando por los acuerdos firmados y los convenios no cumplidos. Ese mismo día estuvo con el padre de Nicolás y abuelo de Federico poco antes de ser asesinado… Así relata Nicolás esos sucesos:
Gonzalo: sobre el último día de Guadalupe Salcedo recuerdo la versión de mi padre, Nicolás García Rojas, quien fuera muy activo ante la dictadura de Laureano Gómez creando con otros liberales reconocidos como Julio Ortíz Márquez, Alvaro García Herrera y Luis Guillermo Clavijo una radiodifusora clandestina llamada «Colombia Libre». Operó con mucho éxito por meses hasta que localizaron la emisora en La Aguadita, arriba de Fusagasugá y los cogieron presos por 2 años y medio, hatsa cuando Rojas Pinilla decretó la libertad de los presos políticos y negoció la entrega de las guerrillas liberales del llano, con Guadalupe Salcedo a la cabeza.
Personalmente me gustó mucho escuchar esta historia de primera mano, de alguien tan cercano, despues de haber vivido intensamente y aún tener en la memoria los recuerdos de la obra de teatro de mis años universitarios «Guadalupe Años Sin Cuenta» (Grupo La Candelaria, creación colectiva dirección de Santiago García)
Volviendo a nuestro paseo, salimos a comer acompañados y aconsejados por el «Capi» de fumigación Guillermo Vega, quien realmente es Mayor retirado de la FAC, a un excelente asadero. Despues de una agradable y necesaria alimentación que compensara los 540 kms del dia recorridos con escaso almuerzo, dormimos en el Hotel Royal Fenix a pierna suelta.
SEGUNDA JORNADA
(El recorrido del segundo día puede verse haciendo click en este mapa)
Al día siguiente fuimos a buscar la ruta de Labranzagrande, por donde realmente subieron estos soldados, muchos recién reclutados. El inicio, como casi siempre al salir de una ciudad como Yopal, es por una buena ruta asfaltada. Pero esta dicha solo duró hasta la población de El Morro. Y desde ahí, el destapado del ascenso a la cordillera es muy fuerte y pesado por el mal estado de la vía.
En Video: (Creo que es de autoría de Federico)
Pero igual, el paisaje como siempre compensa los esfuerzos que se hacen.
Es difícil describir en palabras los lugares vistos. Ríos y quebradas de aguas cristalinas, precipicios enormes, bosque nativo preservado (al menos así me parecía en ese momento).


Y siempre subiendo y subiendo. De Yopal salimos en 560 msnm y en poco tiempo se llega, después de pasar por el municipio de Labranzagrande al Páramo de Pisba, ahora por el costado sur, con sus 3.800 msnm en la carretera llegando a la laguna de Tota. (El páramo tiene picos de 3.900 msnm). Las fuentes pequeñas de agua van apareciendo …
La jornada del dia anterior y esta primera parte del segundo día nos tenía bien cansados. Por ello decidimos cambiar un poco el recorrido inicial y fuimos directamente a Sogamoso. Una simple espera, mientras se buscaba un neumático de repuesto, deriva en una reconfortante siesta:


Despues en Duitama, buscamos el famoso Manicomio, restaurante con especialidad en carnes de cerdo a la brasa. En la espera del pedido tambien hubo tiempo para una siestica de Arturo…


Delicioso almuerzo por cortesía e invitación de Román, que nos dejó listos para tomar la ruta a casa y completar los novecientos y tantos kilómetros de éste maravilloso paseo por Colombia.
Excelente crónica Gonzalo. Que bueno es leerlo y aprender de historia, geografía y cultura. Un abrazo.
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Excelente paseo Hernando, me apunto al próximo. Saludos
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