El regreso y las Vergüenzas

Reportaje de Gonzalo Bueno

El camino de regreso siempre es mas corto. Uno va repasando los lugares ya vistos, tiene mas puntos de referencia, pero muchas veces, cuando  el cansancio acumulado es grande, esto hace que uno quiera llegar aun mas rápido.

Afortudamente para mí, Rafael Matiz continuaba adolorido y sin ganas de recuperar su moto. De esta forma pude hacer tanto el recorrido de ida como la vuelta en la poderosa KLR 650. Yo estaba feliz y muy acomodado con la nave. Cuando se compara con la BMW 1.200 la Kawasaki se siente pequeña y liviana (en realidad no lo es) y esto ayuda mucho en los caminos de tierra. El ritmo de las motos es un poco mas fuerte que el de los carros. Por ello, con algo de egoísmo, Rafa Ibarra, Arturo y yo (los de moto), decidimos que si encontrábamos gasolina en el camino, no los esperaríamos (a los carros) sentados y cocinados a la orilla del camino bajo los 40° a la sombra y así se los comunicamos. Despues de un poderoso desayuno en Carreño salimos nuevamente hacia La Primavera. Llevábamos el GPS de Rafael, pues el mío se lo dejé a Javier y Clarita quienes se quedarían uno o dos días mas en Carreño, descansando y consintiendo el dengue. Siempre se presentan algunos desvíos que lo ponen a uno a dudar. La cuestión es que nunca hay nadie a quien preguntar y en ese momento debíamos tomar una decisión, que en algunos casos era polémica y contradictoria entre nosotros mismo y es duro ponerse de acuerdo. Una hora despues, es probable, aparece alguien en una moto, hay una casa ó en fin, consigue uno saber si la embarró y le toca devolverse ó respira calmado y puede continuar…

Paramos en muchos ranchos a la orilla del camino y siempre encontramos gente muy amable que no demoraba un minuto en ofrecernos una deliciosa limonada con agua de panela, que nunca rechazamos a pesar de las recomendaciones que siempre hacen a los viajeros para evitar aguas de las que no se conocen sus procesos de purificación. Confieso que yo tomé una pepa anti-diarréica «por siacas», pero a ninguno de los tres hizo daño el preciado líquido. El recorrido que a la ida nos había tomado 13 horas, al regresar lo hicimos en tan solo 9, llegando sobre las 4:00PM. Esto nos permitió hacer un lavado y mecánica a las motos, con cambio y reparación de la llanta delantera de Rafa, nuevamente. Aun así, quedó tiempo para pasar por el Telecom a reportarse a la familia y descansar un rato antes de que llegaran las camionetas.  El camino había hecho estragos de nuevo y en la mañana siguiente debimos llevar nuevamente la Dakota de Rafa y la Nissan de Alejo a revisión y ajustes de suspensión. Lo interesante es que ya en el Hotel La Primavera Plaza y en el taller de mecánica del pueblo nos sentíamos como en casa. Ya éramos clientes frecuentes !!

La salida tardía a Puerto Gaitán, sabiendo que ese era el peor trayecto, nos obligó a seguir en nuestro egoísmo motociclístico, dejándolos por sectores.  Poco antes de Guacacías la moto de Arturo volvió a pinchar su llanta delantera. Era una situación delicada, pues Arturo debió caminarla unos 10 kms así, pinchada, lo cual hace que el neumático quede inservible. Afortunadamente, como el hombre es «rezado», en ese pequeño caserío de no mas de 25 casas encontramos un taller y lo mejor: neumático nuevo !! Arreglamos la moto y nos dimos un suculento almuerzo mientras llegaban los carros, lo cual nos niveló mucho en tiempos…

La siguiente parada fue la de la verguenza. Frente a Carimagua, en la trastienda del ventorrio de camino hasta donde llegó, estaba esperandonos mi BMW para ser encaramada en la camioneta. Aguardamos ahí un corto tiempo y llegaron los otros. Con la colaboración de todo el mundo, reorganizamos la carga y subimos la nave.

Los de carros decidieron entrar a turistear un poco a la laguna de Carimagua y nosotros, los motos, seguimos a nuestro hotelito en Gaitán, Villa Karen, donde queriamos sentir ya la proximidad del asfalto y podernos sentar a descansar y festejar este viaje. Llegamos a eso de las 7:00PM, organizamos algo las reservas de los demas (no nos creyeron que volvíamos en esa fecha y no nos tenían los cuartos solicitados) . La otra gente llegó hacia las 9:00PM  y despues de una comidita y unos buenos rones, nos fuimos a dormir.

El domingo 7 de Febrero, sin afanes, cada uno se fue alistando y saliendo a su propio ritmo hacia Bogotá. Yo traje la moto caminando despacio, saltando mucho en los baches, sin mayores complicaciones. En la camioneta de Rafa ya no había forma de traerla, pues se subieron las otras dos motos de enduro. A regañadientes, pues aun se quejaba de dolor a raticos,  R. Matiz retomó su KLR y salió en ella de nuevo a su finca de Ubaté, por Yopal.  El resto estábamos en Bogotá antes de las 5:00PM, algo cansados y saboreando aun las imágenes y los cuentos de la sobrosa «Aventura Tuparro».  Javier y Clarita nos siguieron los pasos un par de dias despues y llegaron tambien sin mas contratiempos, a enfrentar la rutina diaria en la capital.

Como siempre, al concluir las crónicas de un viaje de estos, uno se pregunta:»Y ahora para donde nos vamos ?»

Próximamente Pedro y Juanita nos reportaran desde Marruecos otro de sus viajes !!  Salen en Marzo 13 y una buena parte lo harán en moto alquilada.  Suerte viajeros !!!


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