Reportaje de Gonzalo Bueno
La segunda etapa , primera «seria» de la Expedicion Tuparro, en terreno destapado inclemente, con mucha piedra gruesa, arenales (algunos como talco, totalmente pulverizados) y gravilla rojiza, particularmente lo que va de Puerto Gaitan a Carimagua fue un desastre que casi acaba con el viaje. Comenzó con la falla del Nissan Patrol de Roman detallada en la cronica de abajo, lo cual los obligó a devolverse con Nicolas. Solo llevaban 50 ó 60 kms de recorrido y ahí perdimos dos personas, un carro y una moto de nuestros acompañantes.
A continuación, llegando a Carimagua, con unos 120 kms de tortura en esta trocha mi BMW reventó el amortiguador trasero. Aunque no queda totalmente inservible pues la suspensión lleva tambien un muelle ó resorte envolviendo el amortiguador como tal, si queda como una liebre ó como un canguro saltarín. La llanta trasera rebota en cada hueco muchas veces, similar a un balon de basketball. Con mucha resignación y en una frustración total, dejé mi moto al cuidado de Don Fabio, el propietario de una tienda del camino, frente a Carimagua. Pasé a ser pasajero de la Dodge Dakota de Rafa que conducía Mauricio Castro y a ver los toros desde la barrera, mirando con envidia como sufrian mis compañeros de moto. Es como cuando un papá le dice al chino: «Camine mijo, lo llevo al centro comercial a ver comer helados…»
Pero en fin, el viaje de la Aventura Tuparro debía seguir y no se iba a dañar por pendejadas. Sin embargo, pueden creerme que en los siguientes 5 kilometros estaba por desistir. Javier Rugeles con Clarita, en su poderosa camioneta Nissan y Daniel Reyes con Juanita, salieron como alma que lleva el diablo por un camino equivocado, rumbo a la granja experimental Gaviotas y al Guainía. Arturo pinchó la llanta trasera de su KTM al salir a buscarlos y regresó sin haberlos alcanzado. Alejandro Vargas con su familia, pasó de largo por el camino correcto, sin enterarse de la perdida de los otros y no lo volvimos a ver hasta el destino final, La Primavera. Rafa Ibarra no se arriesgó a perseguir mas a los Vargas porque se quedo sin gasolina y regreso con el tanque de reserva… Que mas podria pasar ??
Tomamos la cosa con calma y nos tomamos un aguardientico para tranquilizar los nervios.
Matiz que viajaba con paraguas, como fotógrafo macondiano, se dedica a hacer mecanica preventiva a su nave.
Efectivamente el dia tenia que terminar y ya en La Primevera empezamos ha ver los resultados de esta desastrosa etapa. Rafa Matiz se cayó llegando y Rafa Ibarra tuvo que tirar su moto al piso para no pasarle por encima y causarle mas daño al primero. Ambos estaban aporreados. Pero lo mas grave fué el estado de los amortiguadores delanteros de la Dodge Dakota:
Como contaba abajo, esperamos dos dias por los repuestos y solo el martes pudimos continuar a Puerto Carreño.
Rafael Matiz se hizo revisar en el hospital municipal y llego a la conclusión que no podia seguir manejando su moto Kawasaki, KLR 650 pues recibió un fuerte golpe en el codo que le dejó un «cardenal» sencillo (en la foto ya han pasado 5 dias del golpe)
y se quejaba de tener el pié izquierdo muy inflamado a pesar de los baños terapéuticos en hielo que hizo:
«Alabado seas, San Piecito Tadeo… Oiste mis súplicas», pues quien era el motociclista disponible para seguir en esa moto ?? Este pechito quedó enchido de felicidad y sin duda me volvio el alma al cuerpo !!!! Es mas, con el gorro de obispo que me regaló Matiz para usar debajo del casco y con el respaldo de Arturo, me sentia con derecho de repartir bendiciones:
El recorrido de La Primavera a Puerto Carreño es muy solo, con haciendas de miles de hectáreas muchas veces con la casa tan adentro que ni se ve desde los caminos, con muchos desvios que le generan a uno dudas y lo ponen a revisar el GPS constantemente.
Claro esta que en unos buenos tramos, por unos cuantos kilometros hay un terraplen bien afinado que permite viajar a buena velocidad. Es muy irregular el asunto. Asii como a veces puede durar mucho, a veces acaban intempestivamente en un arenal y/o en un mar de polvo tipo talco de 40 ó 50 centimetros de profundidad que desestabilizan mucho las motos.
La gente en el llano adentro es muy generosa y desprendida. Conocedores de su situacion de aislamiento, cuando alguien llega a su casa no dudan en ofrecerles limonada en aguadepanela y si es del caso algo de comida, aun sin esperar nada a cambio. En la casa de abajo, Doña Ana su dueña, mantiene siempre algo en la cocina para los que puedan aparecer. En esta ocasion no eramos sino 14 y para todos hubo un pedazo de carne de chigüiro, platano sancochado, arroz.
Al final de la tarde Rafa Ibarra pinchó la rueda delantera de su Yamaha WR 450 en dos ocasiones y no le quedó mas remedio que subirla a la camioneta en los últimos kilometros de recorrido. Un poco frustrante tambien para él, pues finalmente solo dos motociclistas llegamos a Puerto Carreño andando: Arturo Posada y yo. Nos estaba esperando la Policia en una moto y tras una breve encuesta de nuestro «Rally» que nunca fue competencia de nada, nos escoltaron hasta el hotel con las luces «licuadoras» de su moto encendidas. Acá se completó el proceso de la frustración a la gloria. Que satisfacción haber podido hacer esa etapa en moto. Gracias, Matiz. Que ahora sí se le mejore la patica, si quiere seguir en su moto. Yo ya tuve una excelente dosis !!
En el Hotel Lago de Oriente habia una recepción militar para un general que estaba pasando revista y con Arturo tuvimos show de musica llanera y bailes de joropo interpretado por niños.
Por último, encontramos en ese lugar el jabalí salvaje mas extraño del mundo. Consentido como ninguno, se comportaba como un perrito faldero. Lo sacaban de la cocina y se metía por otro lado. Se acostaba al lado ó debajo de la mesa donde estábamos comiendo esperando que se le rascara el gaznate. Se sentaba en un sillón en la casa de su dueña a ver TV. Molestaba al gato, solo para sacarle la piedra.
Gonzalo Bueno
Esta muy bueno el relato………
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Thanks
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