Viajeros del Sur

Hoy en la mañana salimos de Canadá, despues de una noche de excelente descanso en casa de Chuck y Betsy. Las carreteras escogidas, que para esta jornada no podian ser mejores, fueron sugeridas por Kevin, un amigo de ellos. Todas ellas secundarias, algunas destapadas, descolgandonos a USA por el estado de Vermont, atravesando un parque natural, el Green Mountain National Forest y bordeando unos lagos enormes como el Lake Champlain y Lake George. Estos lagos se unen, unos con otros, por canales con esclusas. Aunque parezca increible, Chuck ha hecho en bote el recorrido interno, similar al nuestro, partiendo desde Canadá, navegando por estos lagos, utilizando el servicio (gratuito) de conexión, y saliendo despues al inicio del Rio Hudson, navegando hasta su desembocadura en New York. De hecho, llevó su bote hasta Florida y en él vive una buena temporada de cada año, mientras el invierno afloja.

Al cruzar al estado de NY nos encontramos una sorpresa mas. El cruce del lago Champlain se hace tambien en ferry, este es el cuarto de este viaje, pero en este caso es ferry-cable, de recorrido corto y fijo.

Bueno, pero si vamos a mencionar sorpresas, hay mas… Al llegar a la meta propuesta, un pequeño pueblo llamado Lake Georges, en el lago idem, buscamos un motelito sobre la orilla, «con vista al mar». Y en el primero que entramos a preguntar, nos recibe una señora sesentona, de un amable subido: US $65 por los dos, internet WI Fi, cafecito en la mañana. De pronto nos sale otra señora, por otro lado, y nos dice: «Muchachos, ya comieron ? Vengan que les tenemos comidita y unas hamburguesas!» Nos miramos extrañados con Mateo sin entender muy bien como era la vaina. Aceptamos y recibimos el cuarto y al salir por las maletas a la moto, de nuevo la invitacion…

Nos dejamos llevar a una terraza, sobre el lago, en donde un grupo de unas cuatro parejas compartia un BBQ. Nos sirvieron una comida bastante buena, con cerveza y tal…

Y al empezar a conversar, fuimos entendiendo de que se trataba.
Los cuatro tipos habían servido para el ejército americano. Esta tarde estaban terminando una de sus reuniones con sus compañeros de armas,(las hacían cada cinco años pero ahora decidieron que las hacen cada tres años, antes de que se sigan ausentando, por muerte natural, los que sobrevivieron al servicio). Los cuatro personajes con sus esposas, que quedaban aca, estaban ya «raspando fiesta» y desenguayabando. Todas las celebraciones, bailoteos, paseos en lancha, musica y rascas se habian dado en los dias anteriores y a estas alturas del campeonato la mayoria habia retornado a sus lugares de origen. Habian llegado casi 40, mas sus esposas, de todos los rincones del país, llenando este y otros moteles alrededor. Pero estas cuatro parejas no solo no querian irse, sino que aun tenían todos esos sentimientos de servicio, gratitud y generosidad de la amistad verdadera. Y nosotros, Mateo y yo, pagamos el pato.
Nos atendieron y nos consintieron como si hubieramos estado en la guerra con ellos. Y nosotros, que veniamos bien cansados y sin almuerzo, pues…….. nos dejamos !!!!!!

Y todo al gratin, como ha sido la marca indeleble de este viaje.