El frío de Nevada, Arizona y New Mexico nos siguió acompañando un buen tiempo, mientras recorríamos parte de la famosa y mítica Ruta 66, que ya no existe. Por esa ruta muchos inmigrantes buscaban acomodarse en el oeste americano e inicialmente, sobre los años 30 era la principal carretera de los Estados Unidos, entre Chicago y Los Angeles. Aunque hace mas de 20 años la «eliminaron» de la nomenclatura vial, la gente que siempre ha vivido en sus costados y en general todos los pueblos que se desarrollaron con el auge y la fama de la Ruta 66 no se resignan a perderla y han colocado avisos similares a los oficiales, pero con una diferencia de color y el mensaje «Histórica» ruta 66. Hasta el mismo GPS la registra como tal…
De ahí seguimos hacia Texas y realmente empezó a subir agradablemente la temperatura. Pero este pueblo de inclemencias y desastres naturales nos tenia otras sorpresas mas por ofrecernos. Los ventarrones mas tenaces que puedan imaginar. Y a ésto se le suma que en ésta época están preparando los campos en Texas, cultivos extensivos enormes y están arando para sembrar en breve. El resultado es que se levantan unas tormentas de arena y polvo que hacen bien difícil la manejada.
El «empuje» del viento nos sacaba literalmente del camino. Mucho mas fuertes y contundentes que todos los que habíamos encontrado anteriormente.
Sin embargo, a pesar de estas condiciones en un tramo bastante largo de esa etapa, estábamos muy decididos a recuperar el tiempo que nos había tomado el día anterior la reparada de la llanta en la Vulcan y ese día completamos 1.100 kms cuando pernoctamos en un motel del camino adelante de Dallas.


