Viajeros del Sur

Reportaje de Pedro Sosnitsky

Apoco que este lugar es como un «oasis» en medio de la nada.  De hecho Cataviña es mas un paraje que un pueblo. Unas pocas casas, un vendedor de gasolina en pimpinas y nada mas.

No hay luz  (el hotel tiene su propio generador) pero hay internet satelital. La comida es buena y la habitaciones también. Ya en la cena nos enteramos que el grupo de endureros que llegó al tiempo con nosotros esta trazando una ruta para una carrera que se llevara a cabo en unas semanas y lo lidera un corredor americano muy conocido.

El terreno parece una gran pista así que habrá miles de sitios para explorar… Aquí se corren las famosas carreras Baja 500 y la Baja 1000.

El camino sigue siendo un paisaje de arena, cactus y una ruta impecable que uno quisiera que nunca termine. Es una delicia para conducir.

Al final de este tramo aparece la única bomba y una taquería!!! Que delicia. Sincronizadas, quesadillas y en camino nuevamente. El destino era Santa Rosalía sobre el Mar de Cortes… Antes paramos en San Ignacio a conocer la Misión Jesuítica y de allí a buscar Hotel. Santa Rosalía, un pueblito que se desarrollo a partir de la pesca y la minería está experimentando un crecimiento importante por la reanudación de la explotación del cobre. Eso que es muy bueno para los locales, pero significó que no haya un solo hotelito donde quedarnos y que experimentáramos una vez mas la cordialidad de los Mexicanos. En el hotel «El Morro» nos ayudaron a conseguir donde dormir en otro pueblito llamado «Mulegé» a unos 50 kms al sur…

El Hotel «Serenidad» es difícil de describir. Un desvío de tierra de un kilometro termina al lado de una pista avionetas y pegado a la pista, esta el hotel. Casi no logramos prender la leña para calentar el cuarto, pero al fin se logró y la habitación estuvo decentemente templada casi hasta las 4 am.

La comida rica y la gente encantadora.

El día siguiente la carretera bordea el Mar de Cortes,  playas diminutas, lugares paradisiacos y tráiler de gringos y canadienses. Hicimos  una nueva parada en Loreto , sede de otra antigua misión. Un pueblito que esta empezando a competir con el Cabo San Lucas aunque con un turismo orientado a retirados que vienen del norte.

El viaje hasta Cabo San Lucas fue muy hermoso; el paisaje nos lleva del Mar de Cortes al Pacifico y solo los últimos 100  km estaban en construcción y ya era de noche. La construcción trabaja las 24 hs y aunque esta super bien organizada la cantidad de polvo que tragamos fue tenaz.

Llegamos al Cabo como a las 7.30 pm  Un duchazo en uno de los pocos  hoteles accesibles de la zona (los precios son altísimos ya que es un lugar de turismo de lujo y están las cadenas mas exclusivas)  y a cenar.

Comimos deliciosooooo!!! Un atún fresco «atataki» espectacular.

Tratamos de conseguir el ferry para Los Mochis para el día siguiente pero no había cupo, así que decidimos quedarnos en el Cabo y disfrutar de un día obligatorio de descanso. Así que a la mañana siguiente nos vestimos de turistas…y pa’ la playa. Paseo en lancha a ver lobos marinos, y el famoso arco que separa el pacifico del Mar de Cortes.

Por la tardecita la única otra posibilidad turística es un mall y marina de super lujo por el que caminamos y cenamos.

Hoy domingo salimos a las 8 de Cabo san Lucas y nos dirigimos hacia la Paz a tomar el Ferry, desde donde escribo. Nuevamente un camino poblado de lugares encantadores y una ruta que no podría ser mas motociclística. A propósito cruzamos un grupo de Harlistas hoy. El ferry es gigantesco…cientos de camiones carros etc y unas 900 a 1000 personas. Salió una hora tarde y esperamos llegar tipo 9:30 pm (son 6 horas de navegación) y dormir en Los Mochis.