Ruta Andina Crónica # 9 Final

Reportaje de Gonzalo Bueno –  Fotos y Vídeos de Mateo y Catalina Bueno

Llegamos a Bogotá con una sensación muy extraña. Simplemente no queríamos llegar, no queríamos volver a las rutinas diarias del trabajo, al caos vehicular de nuestro propio infierno – la capital. Queríamos seguir viajando a pesar del cansancio, a pesar de las incomodidades de viajar con poco equipaje, con poca ropa que usualmente se encuentra toda sucia, lista para lavar de nuevo….  De Guayaquil subimos inicialmente por la costa pacífica ecuatoriana hasta Montañita, destino de muchos mochileros de todo el mundo. El clima no ayudaba, pues se sentía a todo lo largo del camino, que podía bajar de la sierra andina un temporal en cualquier momento.

No faltaron las famosas «revisiones preventivas» de la Policía de Carreteras. En los lados de Guayaquil son muy conocidos por corruptos. En mi caso, un policía jóven y amedrantador, se pegaba de la prohibición de llevar exploradoras adicionales a la luz convencional que viene de fábrica en la moto. Me pedía que se las quitara inmediatamente, en el mismo sitio.  Como veía que yo ni me asustaba, me exigía entonces la calcomanía de la revisión tecnomecánica del año 2.018, versión Ecuador, con insistencia. No oía razones…  No se dejaba explicar que la moto NO era de sus tierras.  Afortunadamente al lado, el jefe indagaba a Catalina con mucha mas amabilidad (vea Ud lo que hace una carita bonita, muy diferente a la mía)  y les dio vía libre, a ella junto con Mateo. Al pobre tipo que me acosaba no le quedó mas remedio que liberarme. Sin embargo, no se quedó sin decirme: «Bueno, siga pues, pero si lo llego a ver con esas exploradoras prendidas le pongo su boleta!!» Uyyy…. Que susto!!

Pero no todo era lluvia y malos ratos.  Paramos en unos hoteles baratos de playas muy bellas. Otro cuento para complementar lo anterior: En el Hotel de Montañita conocimos a unos canadienses, en carro de alquiler, que fueron abordados de manera similar por éstos sinvergüenzas  y les salieron con una lamentable noticia: Según ellos, la Licencia de Canadá NO era válida en Ecuador. Que pena, pero la multa era de solo US$150. Después de varios intentos de solución, les «colaboraron» con una rebajita en la multa y finalmente les sacaron descaradamente US$60…  Sin embargo, debemos confesar que fueron los únicos, en todo el viaje, que nos mostraron mala actitud. Quedé muy bien impresionado con otros policías ecuatorianos y mas aún, con la Policía en el Perú, a quienes creo que las competencias del Dákar les ha cambiado la manera de abordar y tratar motoviajeros.

La frontera de Tulcán – Ipiales estaba como era de esperarse. Repleta!! Filas interminables, familias enteras con abuelos y niños pequeños, algunas carpas/oficinas de UNICEF y de la Cruz Roja absolutamente insuficientes para el volúmen de migrantes.  Pero ahora en ambas direcciones. Curiosamente noté que una buena cantidad de ellos está de nuevo retornando a Venezuela. En un principio pensé que estarían reculando hasta la Zona Cafetera, seguramente con la idea de buscar trabajos en la recolección de la cosecha del café.

Pero no fue así…  Los vi después por La Línea y mas tarde otros grupos llegando a Bogotá por el sur… El fin de semana pasado, observé a varios de ellos, caminado por la Autopista Norte de Bogotá, con el mismo entusiasmo que les veíamos al venir, pero ya rumbo a su casa de nuevo. Seguramente con la esperanza firme de que los cambios políticos en su patria serán muy pronto.

En Ipiales pasamos una noche y al otro día, antes de seguir nuestro camino a casa, pasamos por la famosa catedral de la Virgen de Las Lajas.  Su fama milagrosa crece día a día y siempre hay miles de visitantes, unos en busca del favor particular y otros, como nosotros, admirando su arquitectura gótica. El trayecto a Pasto, de tan solo 80 kms nos tomó mas de 3 horas!! En teoría están ampliando la calzada, pero sin llegar a ser una doble calzada decente y responsable. Por ello está llena de puntos con «paleteros», quienes trancando el tráfico para un lado y otro generan un desorden monumental.

Pasamos una noche en Popayán y pudimos, a la carrera, darnos una idea del encanto de su arquitectura colonial.

Al día siguiente, fuimos a Cali. Llegamos temprano pues es muy corto el recorrido desde Popayan y nos dimos otro «brochazo» rápido, intentando conocer algo de la ciudad, pues ni Mateo ni Catalina habían estado por allá. Teníamos la intención de visitar un personaje muy especial. Logramos encontrarnos con ella, una señora muy querida por todos, Maximiliana Escobar Quiñones, pues vivió y sirvió en nuestra casa por muchos años dejando su huella marcada en la infancia/adolescencia de mis hijos. Fuimos a un restaurante a degustar las maravillas de la comida valluna: luladas, champús, aborrajados, marranitas, postres de la región, etc etc. Todos la recordamos siempre con mucho cariño y desde luego, recordamos también todas esas ricuras que ella nos preparaba en casa.

 

En la noche nos reunimos con una compañera de colegio y amiga de siempre, Marta Marcela Cabrera. Cuentos del viaje y de los amigos comunes de juventud, que nunca faltan. Hay que ponerse al día…  Y como para variar, seguimos comiendo. Esta vez las empanadas regionales, las famosas «Empanaditas del Oblelisco» que son muy solicitadas en Cali. No nos trasnochamos realmente, pues al día siguiente hicimos el tramo final hasta la casa.

Con tristeza debo contar aquí que, aunque se ven progresos en la vía a la cumbre, La Línea, el muy mencionado túnel y sus dobles calzadas de subida y bajada, después de 14 años de contratos fallidos, aun están crudos. Algún día quedará lista ésta obra, tan lenta como la construcción de Machu Picchu (será otro Tesoro de la Humanidad? ). Es decir, pueda ser que NO sea tan demorada como la obra de la Sagrada Familia, en Barcelona, que empezó en 1.882 y aun está en construcción….  Pero en fin, de ésta forma y con todos esos sentimientos cruzados, se nos acabó nuestra aventura familiar.

Un viaje delicioso, calmado, que disfrutamos mucho. Y no nos quedan mas que agradecimientos con todos Uds que nos siguieron y acompañaron con sus mensajes de aliento durante todo el recorrido. Personalmente, agradezco mucho a Gabriela por su espíritu guerrero y su forma especial de aguantarme las locuras. A Mateo y Catalina por motivarme a realizar éste proyecto juntos. A Rachel y María José que hicieron un esfuerzo combinado, viajando a Lima en avión para hacerse partícipes de nuestro viaje. A Laura y los nietos, quienes no nos acompañaron físicamente, pero también estuvieron con nosotros, de forma permanente, vía celular.

Finalmente, les dejo un resumen del viaje en video, elaborado con el mismo gusto con el que registramos las experiencias vividas, esas que siempre quisiéramos compartir con todo el mundo…

VIDEO Ruta Andina 2.018

 

PATROCINADORES

En especial, agradecemos mucho a las compañías que creyeron en nosotros y nos patrocinaron con sus productos:

HEIDENAU, la mejores llantas para motocicletas. En especial la referencia K60 Scout, doble propósito

REV’ IT, ropa de moto especializada y MUY buena. Chaquetas y pantalones increíbles. Botas, guantes, casco.

KRIEGA, maletas diseñadas para que se acoplen con las máquinas. Tankbag, laterales delanteras (excelentes), canguros de llevar en la cintura, porta cámaras/celulares. Realmente impermeables!!

TILLAK, morrales aventureros, para caminantes y viajeros de aventura que se adaptan a la parrilla de la moto y se cuelgan al hombro en las paradas.

TESTA, maletas de aluminio de fabricación nacional.

ALT RIDER, accesorios metálicos de protección a diferentes puntos vulnerables en las caídas.  Barras de protección de motor, parrilla de farola delantera, protectores de depósitos de líquidos, posa pies anchos, etc.


5 respuestas a “Ruta Andina Crónica # 9 Final

  1. Que belleza de viaje.Felicitaciones a todos los viajeros,a Gabrielita que dura es.Gracias Gonzalito por el video,muy bonito.Estaremos a tentos,para el próximo.Un abrazo.

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  2. WAAAOOO….que buenas crónicas, que buenas fotos, que buen video, que buena aventura, que buena familia, que buenas motos…mejor no sigo admirándome….FELICITACIONES por habernos permitido acompañarlos. Arturo

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