Viajeros del Sur

Reportaje de Gonzalo Bueno

Dawson City nos recibió con un calor increíble, difícil de entender en estas latitudes. Estábamos a30ºCmal contados, sintiendo el sofoco del Magdalena, pero en el Valle del rio Yukon. Por eso, sin estar preparados para estos “microclimas”, salimos a pasear por sus calles en pantalón de baño, sin ninguna clase de resquemor ó pena. En estas tierras de turistas gringos y europeos uno aprende a hacer lo que le da la gana sin que a nadie le importe…

Al amanecer la Negra me despertó con el sacudón que ya es característico para que pare de roncar y no moleste al vecindario. Miré el reloj de reojo y vi que eran las 6:30 AM.

A través de la ventana se colaba un sol  incipiente. Como no teníamos Internet en el cuarto, decidí adelantarme un poco, me bañé rápidamente y bajé al Lobby, que estaba al otro lado de la calle, a chequear correos. No se veía un alma en la vía pública, había refrescado bastante y el sol naciente a penas calentaba. Cuando ya estaba de vuelta a la habitación, descubrí que no eran la 6:30AM sino apenas la 1:30AM. Y yo ya bañado y vestido, listo para salir!!!!!  Ayyyyjuemadre… Esta falta de oscuridad en la noche no es pa’ calentanos como yo. Despues de otro sueñito obligatorio y reparador, hicimos una larga jornada a Whitehorse, capital del territorio de Yukon, sin mucha novedad y toneladas de zancudos.

Y ayer nos embarcamos nuevamente en la Alaska Highway, en otra etapa de esas que prometen ser de crónica, por ser tan largas: 730 kms de Whitehorse a Muncho Lake, pasando en el camino por otro emblemático lugar llamado Watson Lake. La temperatura volvió a bajar fuertemente a sus niveles esperados de  5ºC   a   10ºC.  Un frío sabroso.

Este lugar, Watson Lake, se fundó como un campamento de obra de la Alaska Highway. Esta famosa carretera, conocida tambien como Alaskan Hwy ó ALCAN (Alaska- Canada) Hwy, es una via que venía siendo planeada desde los años 20 del siglo pasado, que requería de muchos recursos, pero que para el gobierno canadiense no representaba gran cosa por la escasa población de Yukon. Sin embargo, la segunda guerra mundial y la posibilidad de tener a los japoneses metiéndose al continente por Alaska, llevo a los americanos a impulsar en forma su construcción, con recursos militares y batallones de ingeniería militar. El encargado de ejecutar esta epopeya era el general Carl Lindley. Despues de varios años de confinamiento en esas soledades y con mucha nostalgia y “saudades” de su casa, al general se le ocurrió pegar en un poste una tablita que decía: Danville (su pueblo natal) =>4.387 millas.

Poco a poco sus subordinados siguieron el ejemplo y cada uno fue colocando un aviso con su distancia al hogar. Y así, fue naciendo el llamado “Sign post forest”, el bosque de señales mas famoso del mundo. Ahora es tradicional que los viajeros, en particular los motociclistas que vienen por esta ruta, dejen ahí su marca. Algunos dejan la misma placa de la moto. Otros vienen preparados con tablitas preimpresas con sus nombres y datos. Los Viajeros del Sur dejamos una calcomanía, después de recorrer el bosque y ver el paso de algunos otros colombianos, pero sin lograr encontrar el de Pedro S.,  Esteban y sus niñas.

Almorzamos cansados, recibiendo la comida mas demorada, fea y cara de todo el viaje. Sin mas comentarios. Y nos alistamos desganados a enfrentar los últimos 170 kms de la etapa del día, que creíamos iban a ser eternos por el estado anímico. Pero la vida te da sorpresas… sorpresas te da la vida.

Primero, nos advirtieron que encontraríamos muchos búfalos y bisontes en el camino y a los pocos kilómetros se nos aparecio el primero, echado a un costado del camino. “Esto parece un truco de la alcaldía del pueblo. Como amaestrado, este toro viejo, para descrestar a los turistas”.

Poca distancia mas adelante, se nos apareció un oso. Y así, al momento van apareciendo mas bisontes, mas osos, unos cachorros, otros mas viejos, mamas-bisontes con sus retoños…

A todas estas, no he mencionado que es muy, muy escaso el tráfico. La carretera estaba sola y a disposición nuestra por largos períodos de tiempo, así que pudimos observar nuestros bichos como quisimos, fotos, videos, a un lado y al otro de la vía, nos devolvíamos, etc.

Claro que es mas acertado decir que son ellos los que nos observaban a nosotros.

Y cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo, nos llegó el premio mayor!! En una recta, a la distancia y en medio de la carretera en vez de estar en las orillas, una mamá –oso con dos oseznos, nos miraba con cautela de protectora. Paramos unos segundos a unos 100 mts y ella no se movía. Los críos, inquietos y curiosos, salían de su espacio protegido bajo la mama y se volvían a meter. Nos acercamos y ellos se fueron yendo a un lado del camino, siempre volteando a mirarnos para ver que estábamos pensando hacer con ellos…  Un espectáculo como este paga una y mil veces este viaje!!!!

El último recorrido nos pareció un paseo. No había cansancio, no había mas que felicidad y regocijo de lo que nos había brindado esta madre naturaleza. Los videos de aficionado, desde la moto y en la emoción de lo que estábamos viendo pueden no ser muy buenos, pero los subimos con la emoción que sentimos y en la idea de querer transmitirles lo vivido.

El lugar al que llegamos a pasar dos noches, con UN dia entero de descanso después de 15 dias seguidos de jornadas de moto, unas cortas otras largas, es maravilloso. Unas cabañas y una casa principal con habitaciones, todo en madera, a la orilla de un lago de aguas cristalinas. Las dos niñas lo vieron un poquito ayer al llegar, (afortunadamente hay luz solar todo el tiempo) pero hoy son las 3:00PM y no se han levantado. En la mañana llovió un poco y asi es mas rico dormir en una cabañita de madera…