Viajeros del Sur

Reportaje de Gonzalo Bueno Angulo

En la primera parte de esta serie, contamos como realizamos una salida endurera de sábado y domingo por el Noreste de California, en compañía de 8 amigos americanos.  El lunes siguiente, después de dos días de agite off ya se está empezando a sentir el oficio. Los brazos y la espalda están resentidos y se siente ese agradable cansancio de un ejercicio fuerte producto de una actividad que se ha gozado al máximo. Mateo y yo salimos muy temprano hacia Moab, Utah, ya no como motociclistas aventureros: ésta vez el tramo fue en camioneta y con las motos en un trailer, pues la jornada que teníamos por delante eran 850 millas (1.360 kms). Moab se convertiría en nuestro centro de operaciones de los siguientes 4 días.

Cruzamos el estado de Nevada por el norte, Ruta 80, de lado a lado, entendiendo su naturaleza. Es un estado muy poco poblado, de tierras pobres, ganadería apenas escasa y poca agricultura, donde Las Vegas y Reno son las únicas ciudades grandes. Se entiende entonces porque el Estado Federal autoriza el juego en todo su territorio para fomentar el turismo y las entradas que con ello se generan. Durante horas y horas avanzamos por rectas interminables sobre inmensas llanuras, pensando siempre en los indígenas aborígenes y los pioneros/colonizadores incursionando con sus carretas. Buena parte de «La Conquista del Oeste» que siempre nos mostraban en las películas de vaqueros, se tuvo que desarrollar en esta zona.  Esa monotonía de paisaje y conducción repartida durante 16 horas y media sería muy aburridora en otras condiciones. Acá, sin embargo, nos sumergimos en una variopinta conversa de hijo treintañero e independiente que vive lejos, con su «viejo» inquisidor y preguntón, sacando a luz muchos detalles que se desconocen y se diluyen en la distancia que nos separa. Esta grata conversación hace que el recorrido y las tantas horas ni se sientan!

El martes, como es de suponer, ya no era un día de madrugar.  No sé porqué seguíamos cansados…. Teníamos la ruta del día clara. Nos  habíamos propuesto hacer un recorrido famoso al interior del Canyonlands National Park denominado White Rim Trail, de tan solo 150 km destapados.

No son unas condiciones de extrema dificultad, pero tampoco es que sea muy fácil. Hay de todo:  Es un trayecto largo, bajo unas temperaturas de 35°C a 40°C, bordeando la parte norte del Cañon del Río Colorado, donde recibe las aguas del Green River, subiendo y bajando sus bordes, con un paisaje y una vista espectacular que siempre se cree que es lo mejor del día, pero sin saber que pocos kilómetros mas adelante surge otra distinta, variada, espectacular, que tambien parece ser mejor que todas las anteriores.

Esto justifica las 7/8 horas que uno puede gastar en esos 150 kms.   No creíamos que pudiera ser tan demorado, cuando nos lo advirtieron los guardias de la entrada del Parque, donde uno debe registrarse «por siacas».  Ellos hacían sus cuentas para saber si nos autorizaban la entrada. Era casi medio día y el sol se ocultaba a las 8:00 PM. Nos indicaron los puntos álgidos del camino sobre el mapa: «acá hay una subida muy pronunciada con piedra suelta» , «al llegar a éste sitio, cuidado hay mucha arena suelta que da mucha dificultad… varios se han caído ahí»  etc. etc. «pero Uds no deben tener problemas porque son endureros!!»  Lógicamente, arrancamos con el susto propio que producen éstos comentarios sobre una ruta desconocida…  Al principio, encontramos unos pocos turistas que se animan a asomarse al inicio del famoso Trail en camperos Jeep de alquiler. Pero muy pocos deciden hacer todo el recorrido. No se encuentra un alma en largos trechos.

Sobra decir que en esos 150 kms no volvimos a ver una casa, una bomba, un lugar donde conseguir hidratación, nada!! Bueno, MUCHO paisaje !!  Llevábamos cada uno un «camelback» con un litro y poco de Gatorade  mezclado con agua y fueron muy insuficientes. Hay que hacer ésta aventura y muchas de las que nos proponemos, con mas líquidos y mas comida. No solo los suficientes para el trayecto. Cualquier inconveniente o demora, una pinchada, una caída, un daño mecánico, puede complicar mucho el asunto cuando no hay vestigios de humanidad cerca.  Salimos bien librados, afortunadamente sin nada de eso, pero secos, sin tener una gota de hidratación en los últimos kilómetros!!! Eso sí, en compensación se nos cruzaron unas cabras salvajes y un venado, lo que nos muestra que hay vida en esos parajes desérticos.

Como siempre, mejor que cualquier descripción escrita, es mejor ver esta historia en un Video

Al final de la tarde, ya oscureciendo, volvimos a nuestro hotel en Moab. Allí nos encontramos con otra pareja de motociclistas, padre e hijo, con quienes compartimos el final de nuestro particular y privado Six Days Enduro, yendo desde Utah hasta Colorado y regresando al día siguiente.