Reportaje de Gonzalo Bueno
Aunque muchos no lo crean, y aún menos con la foto que voy a publicar al final, ha sido una seguidilla de jornadas agotadoras. A Lima llegamos cansados. Cansados de la espera en La Paz y cansados de mes y medio de viaje. Los brujos nos atendieron muy bien, como siempre, pero ellos también notaron un cambio en nosotros. No es lo mismo cuando uno está de «bajada», yendo, que viniendo. Rechazando, con algo de responsabilidad, sus invitaciones a desayunar y/o almorzar en el Club Los Incas, donde Tom juega su golf religiosamente, partimos temprano el sábado para Chiclayo. Fue una jornada de solo 768 kms, con el agravante de una salida espantosa de Lima. El tráfico de sábado en la mañana sumado a algún error de GPS del suscrito, hizo que nos tomara más de una hora y media salir de Lima. Y cuando la meta es Chiclayo, por ejemplo, pues uno tiene que llegar a Chiclayo porque 200 ó 300 kms antes solo es desierto y más desierto acompañadas de ventiscas de arena (nunca como las tormentas de Uyuni), pero respetables de todos formas.

El domingo salimos a enfrentar nuestro destino con algo de escepticismo. Una posibilidad era repetir los setecientos y tantos kilómetros del día anterior, pasar la frontera y llegar a Machala en Ecuador. Pero la otra fue tomando fuerza y al pasar por Máncora, que era uno de nuestros paraderos de descanso antes de todos los insucesos, decidimos hacer una parada de rigor aunque fuera algo temprano. En fin, temprano para los estándares. Ya habíamos hecho en el día 400 kms. Era domingo y al fin de cuentas todo el mundo descansa en domingo… Tomamos un hotelito playero, pedimos nuestras «Delicias del Mediterráneo» , una combinación de ceviches de pescado y pulpo, con causa peruana y calamares apanados. Dejamos que la tarde y el ruido del mar nos adormeciera y nos fuimos a dormir temprano.
La idea era que el Lunes madrugáramos y avanzáramos en Ecuador. Así lo hicimos, pasamos frontera sin problemas y nos metimos otra vez en la onda de los setecientos y tantos kms. Como es de suponer esta vez fue más complicado, pues estos países tropicales y de montaña, como el nuestro, no permiten los tramos largos y sostenidos a 130 ó 140 km/h. Nuestro objetivó era Santo Domingo de los Colorados y allá llegamos después de 747 kms para ser exactos. Con el agravante de que faltando unos 15 kms empezó a lloviznar y gradualmente a llover estrepitosamente. No teníamos aliento de para a colocarnos impermeables y el resultado es fatal: llegamos mojados hasta los huesos!!! Preguntamos a un taxista por el mejor hotel del pueblo y nos dijo de una que El Grand Hotel de Santo Domingo. Cuanto ? Unos 30 dólares… Dijo. Pues llévennos hasta él y le pago la carrera (US1,50). El hotel esta súper bueno. Lógicamente el taxista estaba perdido en precios. Costo más del triple, valía la pena y ya no era momento de salir a buscar más. Porque el Martes nos propusimos seguir dándole fuerte y nos fuimos hasta Pasto.
Vale resaltar las carreteras en Ecuador. Han hecho un esfuerzo y una inversión grande en ellas y se ven los resultados. Muchas siguen en construcción, doble carril, asfalto 1A. El contraste con la carretera de Pasto a Popayán es grande. Aunque debo decir que de Enero de este año a hoy, le han trabajado mucho y se ven muchas cuadrillas en labores de mejoramiento. Pero nos falta mucho en materia vial. A Pasto llegamos después de 500 kms con un cruce de frontera que creíamos iba a estar más complicado, pero que fue muy fácil. Filas cortas y cero problemas. Como dato curioso, encontré una gringuita, cero español, veintitantos años, pasando a Quito. Iba en una Pulsar, 125 cc, con placa colombiana. Feliz de la vida, emocionada enfrentando su primer paso de aduanas, piensa ir hasta la Argentina. Suerte y pulso. Buen viento y buena mar, para la gringuita!!
Hoy miércoles, 9 de Octubre, madrugamos en Pasto para tomar rumbo a la casita. Con mucho dolor rechazamos excelente oferta de pernoctar en Cali, donde Marta Marcela mi amiga de infancia y de colegio, pues el cansancio nos lleva directo a la casita. Avanzamos hasta Armenia, donde al final de la tarde me acerqué al Club Campestre. Esta ella foto mencionada al inicio. Tenía «derechos» cuando era socio del Club La Hacienda, pero ya estoy retirado del mismo. Como preguntar no es obligar, me acerqué con humildad y nos dieron una habitación con «vista al mar» para retomar las fuerzas requeridas para mañana. Suena algo repetitivo y cansón. Pero la verdad es que venimos re-mamados!!!

En la moto, al pasar la primera hora de cada una de estas jornadas finales, empiezan los calambres, las neuralgias y los dolores. Las paradas ahora son más frecuentes. Ya no aguantamos dos horas seguidas…. Estamos entrando sin pudor al mundo de las drogas: diclofenaco, con motrin (ibopufreno) como base. A veces un dolex forte, a veces un omeprazol para que los anteriores no hagan más estragos en el buche…
Y con esta crónica, creo que nos despedimos de las historias de este viaje. Ya mañana en Bogotá y pasado en la oficina reiterado a mis labores, será más difícil. Procuraré sacar el tiempo para unas reflexiones finales y generales que sirvan de ayuda a otros viajeros.
Gonzalo.
Gracias a Dios estan en casa y bien.
Maravilloso viaje. No me perdí un solo capítulo de tus relatos.
Me sentía como viajando al lado de ustedes.
Se nota en el texto el cansancio acumulado, pero también (y no creo necesario decirlo a quienes ya son veteranos de largos caminosven moto) los recuerdos que quedan no solo son imborrables sino que se avivan mas cada día de nuestros futuros dias.
En Venezuela hay una expresión muy vieja que dice: «lo bailao y gozao, no te lo quita nadie» y parafraseando: «lo viajao y gozao en moto tampoco»
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Ya casi llegan a la dicha del arribo a casita! Lo mejor de un viaje es el regreso…. Saludos!
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Animo ya estas en casa bienvenido
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Bueno finalmente en casa descansando, muy merecido. Ustedes son unos berracos, lástima que no arrimaron a Cali, me hubiera gustado mucho verlos……en otra ocasión será.
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Gracias, MM Pero realmente en esta ocasión era complicado. Sólo queríamos llegar o llegar.
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¡Pues qué viaje! No lo pude leer todo, pero los que leí, Gonza, los goce. Yo me moriría de llegar y al otro día a trabajar. Bienvenidos.
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Hola gonza que tal la llegada a bogota como están ?
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Ya en casa, descansando en puente de lunes festivo. Todo al pelo.
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Hola, Gonzalo, por lo que pude leer en su blog, que aun no termino, usted tiene mucha experiencia en viajes, mi novio y yo el año pasado viajamos en moto, desde Bogotá hasta Ecuador, pero este año pretendemos llegar a Cuzco, para esto tenemos un mes. El problema es que lo que hemos leido hasta el momento del cruce de frontera entre Ecuador y Perú nos tiene muy asutados. Usted que nos puede recomendar???? Muchas gracias LUCY
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Doña Lucy,
Es solo cuestion de querer viajar y dentro de lo posible hacerlo con calma. No se requiere nada especial ó fuera de lo comun. Pasaporte de los pasajeros y papeles de la moto a nombre suyo (de su marido). Es conveniente llevar (no siempre lo exigen, pero mas vale prevenir), el certificado Judicial, el cual se saca en un minuto y gratis por internet y los certificados de vacunas, en particular Fiebre amarilla.
El seguro obligatorio se puede diligenciar en cada pais, pero puede hacer valer un seguro que saque desde aca. En general todo es mas facil de lo que uno se imagina…
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Buena noche, gbueno45 espectacular tú relato nos a animado ha realizar el viaje de Cali a Lima y luego seguir en bus a Cuzco y finalmente llegar a Machupichu, nos gustaría saber en que tipo de moto viajaste??? es necesario el pasaporte ?? o con la tarjeta andina basta?? gracias por la información
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Angela, nosotros viajamos en una moto grande. Llevábamos pasaporte pero vi mucha gente pasando con la tarjeta andina. No se bien su manejo y si les sirve para mas de un país. Le aconsejo el pasaporte y aun si es en una moto pequeña vale mucho la pena hacer este viaje. En bus también sirve!!
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