Mazatlán

Acá en Mazatlán, estado de Sinaloa, comenzamos a percibir que estamos ya en el norte de Mexico. Se siente un ligero cambio en el acento, un poco mas arrastrado y/o «cantinflesco», al estilo del famoso término, muy usado por cierto, «aaándale». La idea era tomar, al siguiente dia de nuestra llegada, el ferry que nos llevaría con las motos a la península de Baja California. Pero los festivos de Semana Santa y el flujo de turistas modificaron los horarios de los barcos y ya no coincidían con los que habíamos consultado en internet. Esto nos obligó a tomar un descanso forzado en Mazatlán, bastante reconfortante y productivo por demás. Es una ciudad grande, con mucha historia y un puerto mercantil muy importante en el Pacífico mexicano, por donde desembarca buena parte de los vehículos (Nissan y Mitsubishi) y otras mercancías que se traen de oriente. Su nombre indígena significa «Ciudad de los Venados» bichos de los cuales no creo que queden muchos. Así mismo, los lugareños nos cuentan que hasta hace relativamente poco tiempo, llegaban a la bahía las ballenas en sus migraciones, pero que ya poco ó nada se dejan ver desde la costa, pues las pocas que aun subsisten se quedan mar adentro. Sin embargo, en el invierno siguen llegando las focas y los delfines, haciendo un todo un espectáculo en el malecón. En esta semana también coincidimos con un monumental encuentro de motociclistas, harlistas en su mayoría, que se va a realizar el fin de semana. Esperan reunir mas de 8.000 motos pues viene gente de todo el país, muchos gringos y algunos canadienses (y hasta dos colombianos llegaron !!). Pero por un lado ya con la salida en Costa Rica tenemos suficiente de Harleys y por otro no podemos dedicarle tanto tiempo a esta sola ciudad. El camino que nos queda es largo. Vemos sin embargo como toda la gente esta pendiente de las motos y nos miran las placas. Lo mejor de esta comunidad harlista Mazatleca, es el monumento a Pedro Infante, insigne actor y cantante mariachi, hecho sobre una moto real bañada en cobre.
Paseamos tambien por el famoso «Paseo del Centenario» en el cual nos tocó en suerte presenciar el lanzamiento de un clavadista, desde un peñasco al mar, en el mejor estilo de los famosos clavadistas de Acapulco.
Anécdota: El primer día en éste pueblo, una vez averiguamos que no podríamos salir sino hasta el martes, conseguimos un hotelucho en la playa, descargamos bártulos y con nuestras mejores pintas playeras nos fuimos a conocer y pasear por la ciudad. Finalmente tomamos un taxi para que nos aconsejara y llevara hasta un lugar donde pudiéramos comer, tomarnos un tequila suave y oir nuevamente unos mariachis que le cantaran al Mauro:»Soy marinero, del Mazatlán…. donde las olas vienen y van…» una canción que tiene pegada y viene canturreando desde hace varios días. El taxista, Alex, una maravilla, lleno de historias y de cuentos para turistas, se nos presentó con nombre propio y tal. Pues bien, todo nos salió al pelo, comimos sabroso y salimos copetones a descansar al hotel.

Nos montamos en otro de éstos famosos taxis, llamados «Pulmonías» y caímos en cuenta de un pequeño problema: No teníamos ni idea como se llamaba el Hotel !! No nos acordábamos de nada, ni la dirección. Es una rutina simple, pero esta repetición que ya casi completa un mes, de bajarse en hoteles diferentes, el numero del cuarto, la llave del hotel, etc etc. tenía que fallar. Por señas y siguiendo la misma avenida por donde llegamos habríamos vuelto sin ningún problema, pero el nuevo taxista estaba empeñado en llevarnos por otro lado, porque en esa que nosotros le indicábamos había mucha «trafiquera». Cuando ya nos estábamos poniendo berracos y nos bajamos de este taxi, oh sorpresa !!! Se nos apareció nuevamente Alex y como nuestro Angel de la Guarda, nos llevo nuevamente al Hotel sanos y salvos…

3 respuestas a “Mazatlán

  1. Acabamos de oir el recado (o mensaje) del tel. que bueno que aparecieron el cable y la memoria. Gracias por llamar. Los extrañamos y seguimos al pendiente de sus pasos. Saludos y suerte valientes!

    Me gusta

  2. Después de la visita a México, doña Vicky quedó tan entusiasmada de haber descubierto la música mexicana, que ahora se la pasa todo el día escuchando «la charrita del cuadrante» en el radio. Ya me dijo que va a sacar las letras de todas las canciones para hacer su cancionero personal y no dejarse descrestar por esos colombianos que se las saben todas… hasta «la camisa de fuera»…

    Me gusta

Deja un comentario