Viajeros del Sur

He dejado de escribir desde Sao Paulo por una razón muy sencilla. Hemos continuado siendo los consentidos de otras familias de la familia. A ver me explico. Primero fue en Sorocaba, SP. A menos de 100 kms de la capital, por lo que el desplazamiento es muy rápido en magníficas carreteras. Nos recibió en su casa mi primo Rodrigo Montaño, su señora Beatriz (ellos recién llegados de Europa) con sus hijos Carolina y Gabriel, más la tía Betinha. Nos atendieron con mucho cariño y nos hicieron sentir muy bien, en un domingo tranquilo de Feijoada Completa, el plato que nos estaba faltando porque sólo se puede comer en esas condiciones: en el horario de almuerzo y en un día en el cual no se tenga nada más que hacer después pues es tan rico que es inevitable la repetición. Además de ser obligatorio al recibir la sentencia de la dueña de casa » Quem não repete, é porque não gostou» . Sin embargo, haciendo esfuerzos, a la noche alcanzamos a pasear la ciudad lo suficiente, con Rodrigo como guía, para hacernos a una idea clara de Sorocaba.

El lunes, con mucho esfuerzo, nos enfundamos otra vez en los uniformes y la rutina del viaje, rumbo a Foz de Iguaçu. Ya sin agüeros nos metimos la boba dita de 850 kms hasta Cascavel, una ciudad pequeña pero con mucho sabor. La temperatura comenzó a caer fuertemente hasta bajar a los 7*C y la lluvia nos acompañó al final de tarde haciendo que la sensación térmica se sintiera con más intensidad. Por otro lado, al anochecer una neblina espesa cubría las calles, en medio de un comercio «chick», de almacenes de marca y productos exclusivos, bastante llamativo para un lugar agroindustrial tan retirado de los grandes centros urbanos.

El martes salimos rumbo a Asunción, pasando lógicamente por Foz de Iguaçu a visitar las impactantes cataratas. El frío y la lluvia no querían abrir mano y siguieron acompañándonos hasta la frontera. El volumen del Rio Paraná al meterse en esa garganta y caer con fuerza por múltiples salidas, es enorme. La combinación de todos estos factores es la que le da ese encanto y esa belleza tan especial a este lugar.

Con mucha calma viajamos todo esta jornada, con visita a las cascadas, cruce de frontera y múltiples paradas de la Policía Caminera Paraguaya, por lo cual llegamos ya entrada la noche a Asunción, a la casa de mi hermana Adriana, la menor. Pero los problemas y los inconvenientes que tuvimos fueron por culpa de La Negra. En la próxima les cuento porque….