Reportaje de Esteban Sosnitsky
Hoy fuimos en la mañana por las motos a Promoto.ch. Cuando llegamos ya estaban casi listas, y mientras pagábamos y mirabamos los otros juguetes terminaron de alistarlas. Las vieron muy bien aunque con mas de un par de tornillos sueltos. La lavada estuvo impresionante, parece que hubieran salido recién de la fabrica. Aparte de decirnos que las bujías estaban que se salian y que el amortiguador trasero estaba suelto estuvo todo ok. Despues de la foto oficial frente al local salimos de una para el hotel donde nos esperaba Tonny para partir hacia la costa. Sin embargo, como siempre despues de una visita al taller, llegamos sintiendo las motos raritas. Al revisar la cadena vi que estaba tensada en exceso. No tenia nada de juego, y después de la rotura de cadena de Tonny algunos km atrás, decidimos hacer un break y ajustarlas. Si, ambas salieron con la cadena templada, como si estuvieran sosteniendo un ascensor. Ya mas ajustaditas salimos siguiendo a Tonny. Gran error. El tipo tenia cuadrado el GPS para que no lo llevara por autopistas, lo cual nos mandó por el centro de Santiago, que como todas las capitales que hemos visitado hasta ahora, estan en obra y fue un calvario salir de allí. Al cabo de un rato estabamos en la autopista rumbo a Valparaiso. El camino es una autopista que lo saca a uno del valle donde esta metido Santiago y se encamina muy rapido hacia la costa. Hay un par de túneles bien chéveres y en menos de lo que canta el gallo ya está uno allí. Sin embargo teníamos la idea de ir a conocer Isla Negra, donde se encuentra la casa de Neruda. Asi que al cabo de un rato nos desviamos de la autopista hacia Algarrobo. El camino es muy bonito, se siente uno en una campiña europea con casas del estilo y pinos a lado y lado del camino. Despues de descender unos cuantos metros llega uno a una avenida y de ahí a la costanera. Llegamos a Algarrobo y hay que seguir de largo para llegar a Isla Negra. Después de algunos desvios frente al mar llegamos a un parqueadero que tenia un poco de arena, un tema complicado cuando vamos en pareja pesados en motos tan grandes. Parqueamos y caminamos hasta la casa museo donde nos informan a la entrada que la vaina es solo con reservas y que los cupos estan llenos. (Habia leido algo al respecto pero nunca imaginé que iba a ser tan seria la cosa) Efectivamente no nos dejaron entrar, con lo que nos toco hacer cara de íngrimos abandonados y nos dijeron que quedabamos en lista de espera, cuando algun grupo faltara o alguien incumpliera su reservación. Todo esto me parecio bien extraño, como si uno de turista pudiera reservar con mucha anterioridad. Limita las posibildades del viajero, como si uno estuviera en Suecia. Lo bueno es que nos dijeron que podiamos esperar en el restaurante, cosa que nos venía bien ya que era tarde y no habiamos almorzado, y aunque el almuerzo no era prioridad con tal de llegar a Valparaíso, pues no nos dejaban mucha opción. Para los que saben de comida de mar, y advierto que yo no se nada, parece que el restaurante era de solo manjares. Pedimos de entrada un sampler de cuanta cosa se pega en el coral y cuanta vaina tiene concha. Se veia espectacular aunque yo solo probé 2 o 3 cositas, jaja. Los demas se vieron beneficiados de mi inculto paladar. Lo que si disfrute fue la reineta, un pescado de la zona muy suave con una salsa increible de la casa que no sé ni que tenía pero estaba absolutamente delicioso. Los postres estuvieron increíbles tambien, una torta de chocolate espectacular. Al rato nos llamaron para el cupo que ya nos tocaba para ingresar a la casa. Neruda la diseñó como un barco, pero le temía al mar. La vista que tiene la casa y la energía del constante rugir de las olas, enmarcaban un lugar muy inspirador. No digo que fuera fácil escribir como Neruda, el tipo era un casanova total y la tenía re-clara. Digo que uno podría quedarse un dia entero viendo la playa y oyendo las olas totalmente tranquilo lo cual estimula la creatividad al 100%. Se tardó 30 años en construirla y murió antes de terminarla, dicen que eso es lo lindo de hacer su propio espacio. La guía muy encantadora hablaba como una locutora, con un canto especial como si le estuviera narrando un cuento a un niño. Nos encantaron los mascarones de proa que coleccionaba y de los cuales tenia una gran muestra en su sala, cada uno con un apodo particular y una historia muy autóctona. Cada rincón de la casa inspira poesía, como está puesta la cama, los zapatos y sus abrigos en el armario, los techos bajos, los mascarones. Nos tomamos varias fotos en el exterior (ya que en el interior no dejan, lo cual no ayuda a la memoria del viajero), recorrimos un museo de cosas insólitas que tenia, muchas de ellas de origen africano, visitamos la tumba frente al mar, el campanario que tocaba cuando llegaba de viaje y volvimos a las motos caminando por la arena. Tomamos pues un camino diferente para retomar la ruta hacia Valparaíso, un camino de una sola mano muy angosto envuelto en árboles que proyectan una sombra espectacular que nos fue llevando hacia la ruta principal. Para mi este camino es como cuando a uno le cuentan una historia o va a cine y el final lo deja con una sensación de calma y serenidad. Se avecinaba la tarde aunque era temprano y faltaba mucho aun para que anocheciera, pero tener a Isla Negra en la espalda fue una sensación muy chévere de satisfacción y de recarga energética al compartir un poco el almuerzo frente al mar y luego esa casa de fantasía llena de historias y anécdotas. Casi como la sensación de haber visitado a un amigo lejano que a manera de poesía te recarga de energía y relajación para seguir adelante. Estuvo muy chevere el camino. Despues de retomar, llegamos a Valparaiso. El paisaje es muy bonito, la arquitectura es bien chévere y hay buen ambiente debido al fin de año que se acerca. Este es el destino por excelencia al que vienen los chilenos a festejar. Esperan mas de 1.500.000 turistas, en un pueblo de 300.000 asi que imagínen los preparativos. Circulamos con las motos por el puerto, divisamos los funiculares, apreciamos la arquitectura, que es espectacular y arrancamos a Viña del Mar. Lla verdad fue una visita «flash», y la cantidad de autos que empezaron a circular en cuestion de minutos hizo del recorrido algo memorable. Se ve que es un destino turistico muy importante que podremos visitar cuando vengamos en avion en otro momento, jejeje. Para mi la ida a Isla Negra fue el plus del dia de hoy. Valparaiso y Viña del mar quedarán en la lista interminable de cosas que nos hubiera gustado ver con mas detenimiento pero que dejaremos para una próxima oportunidad, que de seguro vendrá. Antes de arrancar para Santiago paramos en una bomba donde Tonny nos cuenta que dependiendo de algun contacto que tiene en Concepción, de si lo reciben o no, se nos pega el 31 o al menos un rato en la ruta 5 hacia el sur. Ya hemos entablado buena amistad con el viejo Tonny y nos encantaria tenerlo con nosotros unos días mas. Veremos que se encuentra en su casilla de correo y vemos si seguimos 2 o 3 motos, por al menos unos días mas. Volvimos a Santiago viendo una cantidad inconmensurable de autos yendo en el otro sentido, y el GPS nos volvio a mandar por todo el centro, que tráfico en las ciudades! Llegamos mamaos al hotel, de donde arrancaríamos al otro dia a rodar por última vez en este 2010.