Reportaje de Esteban Sosnitsky
Me levanté a mirar en Internet el cuento ese de si los carabineros le sacan a uno la licencia de conducir y como es el tema en el tribunal. Resulta que es cierto. A uno le pueden quitar la licencia. Es legal! Y tambien es verdad que depende uno del PACO para que le cuadren la cita en el tribunal!! Y lo peor de todo: Nuestra falta fue gravísima, equivale a 46.876 pesos chilenos!!! En conclusión la sacamos BARATA! Y nosotros que nos ibamos quejando!! Cuando le conte a Julio no lo podía creer, pero era cierto, una vez mas tuvimos una suerte increíble. De no haber sido por la ayudita a los PACOS estaríamos en Vallenar esperando cita pa que nos devuelvan la licencia. Leí también que a los que mas duro le dan es a los argentinos, que vienen manejando como locos y los carabineros no tienen compasión y los van agarrando uno a uno. Con esto en mente ya seguiríamos mas tranquilos y eso si, respetando siempre el límite de velocidad! Después de desayunar y de desbloquear la tarjeta VISA que me bloqueó Davivienda, decidí vaciar la pimpina que traía desde Bolivia. Es chistoso, la gasolina en Perú en Bolivia y en Chile es de diferente color. Obviamente, lo mas impactante fue tanquear en Chile la primera vez, tienen una variedad increíble de gasolinas de muchos octanajes! La mas baja es como de 90, que es como la extra de Colombia (los conocedores porfa corríjanme). Con lo cual las motos ahora andan como carros de Formula 1. Sin exagerar!. Cuando vertía el contenido de la pimpina vi como se mezclaba el verde boliviano con el azul chileno. Porque será? El hotel que habíamos escogido quedaba en la costanera, con lo que la bruma de mar nos daba de primera mano al igual que la vista del océano. Sin embargo, el frío que hacia era de locos. No parece verano para nada. Después de la tanqueada arrancamos con destino sur siempre por la ruta 5. Salimos un poco demorados ya que con las llamadas y la cuadrada del hotel se nos iba haciendo tarde. Lo bueno es que Camila se acordó que le habia escrito a una amiga de infancia que ahora vive en Santiago y nos invito a caer de una donde ella se encuentra en Santiago y de ahí aconsejarnos para donde coger. Asi que íbamos con rumbo de una amistad mas para conocer en el viaje. A 80 kms paramos a tanquear y en Los Vilos paramos por un sánduche. Lo curioso es que acá en Chile le ponen una especie de guacamole a todo, es muy chistoso. En las estaciones de servicio, a los perros calientes, a los sanduches, a todo, le ponen kilos de guacamole. El color es verde intenso y el sabor no esta nada mal, pero es raro para nosotros. Al cabo de unas horas el camino se aleja de la costa y se interna en las montañas, al no tener el viento marino la temperatura escala notoriamente. El reparo de las montañas eleva tambien la sensación de humedad y uno va entrando como a un valle. Encerrado por montañas (y siempre respetando el limite de velocidad) llegamos a Santiago. Es de las entradas a ciudades importantes mas faciles que hemos tenido. Coge uno una avenida llamada Americo Vespucio que circunvala toda la ciudad. Tiene un sistema de peajes el cual obviamente no pagamos, ya que es telepeaje. Preguntamos como hacer para pagar y nos dijeron que no debiamos pagar un centavo. Exelente. Una vez en la ciudad el GPS nos empezo a mandar por caminos en contravia, curvas inexistentes e indicaciones erradas. Nos costo llegar pero lo logramos, estabamos en Aguamarina, el local de Milena. Nos esperaba ella y su marido Gustavo. Ambos colombianos viviendo en Chile. Gustavo, amante de las motos, solía tener la suya en Bogotá pero ahora en Chile y con 2 hijas, el hobby ha quedado relegado. Estuvieron increíblemente atentos, y lo primero fue llamar al taller. Era un poco tarde y pensábamos que no nos contestarian, al hablar con ellos, se acordaban del mail que les habia puesto meses atrás y estaban listos para recibirnos! Nos pidieron caer un poco mas tarde mientras terminaban unas cosas, al final terminamos yendo para el taller a las 7:30 pm! Gustavo nos guió mientras Camila, Andrea y Milena iban por las hijas de ellos y luego para la casa donde nos re encontrariamos. Gustavo vino con nosotros, asi después teníamos como volver. En el taller nos recibió Natalio, un tipo con 23 años de experiencia en motos Suzuki y en especial en V-Stroms. Las puede arreglar con los ojos cerrados. Charlamos un rato nos hizo la recepción y volvimos con Gustavo hasta la casa de ellos, en Vitacura. Nos insistieron bastante en que hicieramos un asadito, y aunque el cansancio estaba fuerte, aceptamos gratamente. Fuimos al mercado a comprar una carne que Gustavo nos super recomendaba: Entraña. Pero con ese nombre me toco convencerlos de llevar un lomito y un pollito por si las moscas. Alli nos conto que Chile es el pais con mayor consumo de pan per capita en el mundo con una cifra que no logro acordarme y que es una total exageración. Volvimos pues a la casa donde Camila y Milena se ponian al día después de un tiempo de no verse y arrancamos el asadito. Gustavo ya con una tecnica aprendida en la que poco a poco se va quedando sin cejas y pestañas va prendiendo unos carbones vegetales que dan una brasa espectacular. Empezamos con unas longanizas de locos y luego la susodicha entraña que nos cerro el pico a todos: estaba absolutamente deliciosa!! Nos quedamos hasta tarde tomando vino, compartiendo historias, y comiendo carne en compañía de grandes amigos que pareciera que conocieramos desde hace años y nos recibieron de lo mejor. Hizo de nuestra experiencia alli algo totalmente diferente a lo que habiamos vivido y nuevamente algo muy gratificante. Entrada la noche nos llevaron al hotel que habiamos reservado por Internet y Gustavo se ofrecio a conseguirnos tarifa corporativa al dia siguiente a traves de la compañía para la que trabaja. Nos fuimos a dormir con la panza llena y el corazon contento. Que buenas personas!