Finalmente … Salimos de la enterrada

Reportaje de Gonzalo Bueno

Un par de crónicas mas abajo habíamos dejado en punta el relato de nuestro camino desde Puerto Carreño hasta el parque Nal del Tuparro, llegando hasta el cruce del caño Dagua, en un planchón, con algunos problemas menores de enterradas en arena a la salida… Que como salimos de esta varada ? Teníamos dos camionetas en problemas:

La de Rafa Ibarra, que salió como un «tiro», subió muy bien y se clavó en un hueco que no se veía, al llegar a la cima…

Y la de Javier Rugeles, que no había podido subir la pequeña cuesta de arena resintiendo la falta de tracción en las cuatro ruedas …

Estábamos en el análisis de las probabilidades. Ya habíamos intentado mover a Rafa con la Ford Explorer de Daniel, pero con el peso de la Dakota realmente no pudimos moverla ni un centímetro. Comenzamos a cavar con palas en la arena y en medio del efusivo trabajo físico bajo los 40°C , algunos ni nos dimos cuenta de que estábamos siendo rodeados por un grupo militantes armados que estratégicamente, en pocos segundos y sin mucho ruido, nos acorralaron contra el Caño y comenzaron a hacer algún ruido (un «click») al preparar y quitar el seguro de sus fusiles .

Realmente, al yo no haberlos notado, por estar echando pala, no alcancé a asustarme, pero algunos de nuestros compañeros de viaje sí alcanzaron a estar nerviosos, pues no sabían de que se trataba, si ejército, paramilitares ó guerrilla. Ese es el reflejo de la triste realidad de nuestra Colombia en estas épocas…. Afortunadamente al rato aparecieron los primeros emisarios, un sargento y un par de soldados, de nuestro ejército nacional. Supimos que era una compañía formada por 30 a 40  soldados profesionales, al mando del Capitán Almanza, quienes están dedicados a patrullar la zona y el área fronteriza. Y con ellos venían 5 juguetes que ni mandados del cielo !!! Cinco vehículos Hammer, que para quien no conoce, son el producto de una combinación rara que se produce al «enrazar» un campero con un tanque de guerra. Estos vehiculos sirven muy bien para todo lo que requieren los soldados en esos patrullajes. Caminan por todos lados, en invierno ó en verano, sin inmutarse. Entre todos sus accesorios traen un «Winch», ese aparatejo eléctrico que mueve un cable de acero y permite jalar otros carros y/o sacarse a sí mismo de una atascada en barro ó arena. No se sabía quien estaba mas contento: si nosotros con esta «aparación» tan oportuna del ejército ó ellos por poder usar a cabalidad sus juguetes ayudando a un grupo de turistas. No sobra recalcar que estos vehículos fueron los UNICOS vehiculos motorizados que encontramos en los dos dias de nuestro periplo al Parque.

No nos quedó mas que agradecer efusivamente al ejército pues así, en menos tiempo «de lo que canta un gallo», pudimos continuar en nuestra travesía al sitio donde acamparíamos esa noche, antes de llegar al parque.

Llegamos sobre las 5:30 PM a un lugar denominado Mesitas, en el cual el rio Orinoco forma tambien unos raudales muy fuertes.  Desde un playón tomamos un bote los 14 Viajeros y remontamos un poco el orinoco apreciando su belleza por primera vez tan de cerca.

Ese día, antes de acampar, logramos la primera y única foto completa del grupo, incluyendo a nuestro guia, Rousvelt y ya oscuro armamos las carpas y nos preparamos al descanso .

Gonzalo


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