Una parada técnica en Puerto Gaitan para compras de los aventureros y de alli al “Alto de Neblinas” donde nos esperan Arturo, Nicolas y Roman que se nos adelantaron.
El hotel Villa Karen parece el límite entre lo conocido y el mas allá. Enclavado en la cima de una colina que domina el paisaje del Manacacias tiene una vista panorámica excepcional.
Nosotros, Pedro y Juanita, solo los acompañaremos hasta acá. Mañana nos regresaremos para Bogota…
Cuando despertamos en el mismo Hotel Villa Karen, los aventureros ya llevarían unos buenos kilometros de recorrido… Pero al disponernos a salir no podiamos creer que alli estuviera Roman, cubierto de polvo y mirando su carro con resignacion.
La moto conducida por Roman estaba en perfectas condiones pero el carro que manejaba su hijo Nicolas sacó la mano… Primera victima de la Expedicion Tuparro. El circuito eléctrico le falló a tan solo 60 km de empezar el recorrido, que sin lugar a dudas es la parte mas complicada del viaje, y les tocó regresarse con batería prestada por un amable camionero a esperar una grua que lo traiga de nuevo a Bogota… Así que padre e hijo dejaran esta aventura para un próxima oportunidad…
Febrero 3 de 2010
Bueno, aunque continuo con el corazón chiquito por nuestro temprano retiro de la expedición Tuparro, quiero contarles que el regreso después de la despedida del grupo a 60 kilómetros de Puerto Gaitán debido al daño del alternador del Patrol, no fue nada fácil. Primero Tuve una lucha interna para tomar la decisión final de abandonar la expedición, en la que inicialmente saque todo mi equipaje del Patrol y lo embutí…. en los otros carros que nos acompañaban, cabe hacer claridad que la comida y bebida fue preparada por mi esposa Marina, quien nos ajusto 4 tipos de menú , desayuno, almuerzo, comida y otro por si acaso, mas los entremés, lo cual resulto ser una exageración en cantidad y en peso, pero bueno, eso nos permitiría salvar los inconvenientes bien comidos. Luego de analizar mejor la situación y entender que el motor diesel requería batería para funcionar, cosa que no sabia, reversé mi decisión de continuar en el viaje y deshice mis maletas para retornarlas al Patrol.
Aunque el carro permanecía prendido, Iniciamos nuestro triste regreso, luego de una despedida rápida pero llena de sentimiento. Nicolás Había avanzado en el Patrol unos 6 kilómetros aproximadamente hasta cuando el carro se apagó, fue un momento complicado por encontrarnos solos en medio de una carretera cubierta de polvo rojo y con una temperatura creciente ( 10 a.m.). Miré a Nico quien en su rostro expresaba tranquilidad, miré el horizonte sobre la carretera que acabábamos de recorrer, con la esperanza de ver a alguien que nos auxiliara pero solo vimos a lo lejos las imágenes distorsionadas por el calor, el paisaje llanero….. como si se tratara de un efecto especial usado en las películas del Oeste Norte Americano. Luego de observar durante 30 minutos ese panorama apareció muy en el fondo un camión a baja velocidad dejando una inmensa cortina de polvo… tuvimos algo de tranquilidad….. el camión se fue acercando hasta parar justo al lado nuestro, se bajo su conductor y nos demostró su gran conocimiento de motores diesel concluyendo que lo mejor era engancharlo al camión y tener paciencia ya que el recorrido tomaría alrededor de dos o tres horas……. No había alternativa……., sin embargo insistimos en prenderlo halado por el camión, lo cual nos dio resultado y Nicolas continuó su viaje en el Patrol y yo en la moto.
Luego de recorrer unos 15 Kilómetros, nuevamente se apagó el carro, con la suerte de haber pasado una tractomula que llevaba una retroexcavadora, quien nos auxilió prestándonos la bateria de la retro, la instalamos y eso nos permitió regresar al alto de neblina, nuestro punto de partida. Allí coordinamos el envío de la grúa que nos permitió llegar al taller de Nissan en Villavicencio a las 8:30 de la noche, para luego continuar nuestro viaje a Bogotá en un carro de la compañía de seguros, en el que estrechamente cupimos con las maletas, herramientas, neveras, carpa, timbos de combustible etc…… Afortunadamente, Nicolas tuvo la gran idea de invitar, al conductor de la tractomula, sus acompañantes, los dueños de la tienda y medio batallon de soldados que se encontraban en la tienda , a sándwiches que llevábamos, esto aminoró la carga.
Muchas cosas importantes en esta odisea, entre ellas, la gran disposición de ayuda de los conductores de camiones y tractomulas …..”es que yo no los puedo dejarl tirados por aquí, es mi obligación llevarlo a un mejor sitio”….. dijo un conductor.
Excelente soporte que obtuvimos de la compañía de seguros con el suministro en sitio de grúa para el carro, trailer y moto.
No abusar de la buena reputación del Patrol, aún no sabemos que ocasionó el daño, pero hay que saber que también se dañan.
Corta pero inolvidable experiencia con mi hijo Nicolas y mis amigos los viajeros del sur….. a quienes les deseo buen regreso.
Hasta pronto.
Roman
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