Guanajuato

Dejamos con nostalgia nuestro hotel de 6 estrellas en el DF, pero aun tenemos mucho por recorrer. Salimos en Viernes Santo, un día complicado para llegar a un lugar turístico y aún mas si éste es muy visitado, como Guanajuato. Salvo el mencionado 6 estrellas, nosotros nunca tenemos hotel reservado, ni planeación estricta en este viaje.

En el camino una visita obligada es Querétaro, ciudad colonial de arquitectura española, capital del estado del mismo nombre (como muchos de los estados y sus capitales en México). Es una ciudad grande, con casi 1.000.000 de habitantes que se encontraba llena de turistas esperando las procesiones del Viacrucis. Las calles por donde pasarían las procesiones estaban engalanadas con cintas blancas y moradas, dándole un toque especial al evento.

Y seguimos nuestra ruta hacia Guanajuato, por excelentes autopistas, con excelentes peajes para motos (igual a lo que pagan carros y camionetas pagan las motos… aún no me acostumbro). Insistimos en decir que es impresionante el desarrollo vial de México. Se camina a muy buen promedio de velocidad y con mucha seguridad. En el camino paramos en un restaurante de carretera, de los que nosotros llamamos en Colombia «restaurante de camioneros». Personalmente me gusta ensayar vainas, sabores, jugos, frutas desconocidas, etc. Sin embargo, las recomendaciones siempre han sido evitar esos placeres, mas aun acá en Mexico, para evitar la famosa Venganza de Moctezuma. Pues caí en la tentación y me comí un plato de carnes re-picantes al estilo camionero que me tienen a punta de Lomotil.

Llegamos relativamente temprano a Guanajuato. Es una ciudad pequeña, calentana, con no mas de 200.000 habitantes, capital del estado homónimo, descrestadora de principio a fin. Está situada en medio de unas montañas grandes y en su interior tiene muchas colinas o elevaciones mas pequeñas; recibe entonces al viajero con una serie de túneles que la comunican por sectores y no le permiten, inicialmente, darse una idea global de lo que se está visitando. El tráfico sobre sus calles empedradas, los trancones y la multitud de gente que se veía, era exagerado. Y hablando de viajeros y turistas, parece que medio México se hubiera desbordado sobre Guanajuato. Preguntamos por posada en mas de 5 hoteles y todos estaban con ocupación completa. Hay sin embargo guías turísticos muy amables por todos lados y uno de ellos nos colaboró mucho, poniéndose en la tarea de llamar, desde su celular, a una docena de hoteles mas, evitándonos el tener que ir a preguntar en cada uno… Todos «full» !! Finalmente, conseguimos cupo, pero en otro pueblo vecino, Silao, que no tiene nada que ver con Guanajuato. Es como si estuvieran a miles de kilómetros; a escasos 15 minutos, Silao es un pueblo agrícola y semi-industrial, sin ningun atractivo turístico. Medio frustrados, pues no habíamos podido siquiera ver que era lo que llamaba la atención en Guanajuato a tanto turista, nos fuimos a dormir al vecindario. Es increíble, pero allá estaban con los cupos completos también. Al llegar, así estaba nuestro hotel….

Al otro día, temprano, fuimos a desquitarnos de nuestra frustración. Nos fue muy bien, pues a esa hora no había tanto despelote. Y como les decía arriba, que descreste de ciudad !!! Guanajuato tiene mucha historia, magia y leyendas que se sienten en todos sus callejones angostos, empedrados, que en muchos casos son exclusivamente peatonales. Y los carros ? Pues desde sus inicios ha desarrollado una maraña vial subterránea, con intersecciones, bocacalles, paraderos de buses, hasta sitios de estacionamiento, todo metido en enormes túneles de paredes de piedra que a veces salen a la luz y en otras ocasiones tienen pequeñas escalinatas que llevan a una plaza, a la calle tal, al Teatro Juárez … Eso sí, la señalización abajo es tan buena ó mejor que la de arriba. Es muy difícil describir esta maravilla de la ingeniería de siglos pasados y al mismo tiempo ver el modus vivendi de sus gentes, los paraderos de los buses, los pequeños camiones de reparto que bajan mercancías al pie de una escalera para subirla al almacén, los parqueaderos también metidos en esas cuevas centenarias…. Vean este video para darse una idea:

http://www.youtube.com/watch?v=kp4ttVcWlhM

Guanajuato alberga en su universidad mas de 30.000 estudiantes, por lo cual la cuarta parte del municipio ó mas tiene que ver con este mundo universitario. Es la cuna del pintor Diego Rivera y de los no menos importantes Jorge Negrete y José Alfredo Jiménez, si bien este último es del vecindario, pues nació realmente en Dolores Hidalgo, otro pueblo pegado a Guanajuato.

Este edificio a la izquierda hace parte de la Universidad de Guanajuato.


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